El atragantamiento es una obstrucción accidental, parcial o total, de la vía respiratoria por un cuerpo extraño, que provoca asfixia. Si no se resuelve de forma rápida provoca que el oxígeno no pueda llegar a los pulmones y al cerebro que puede desencadenar en daño cerebral y la muerte.
Muchas veces estos atrangatamientos se producen por alimentos que no llegamos a masticar y a tragar bien. Por ello, la prevención es fundamental. Los expertos recomiendan: cortar los alimentos en trozos pequeños, masticarlos con calma y mantener una postura adecuada y no realizar otras cosas o acciones simultáneas mientras comemos.
Para los grupos de riesgo, personas mayores y niños, es recomendable evitar determinados alimentos que no mastiquen bien, o que no estén recomendados para su edad, como frutos secos, calamares o jamón serrano.
Para los más pequeños, además, debemos supervisar sus comidas y mantener fuera de su alcance determinados objetos pequeños, como monedas o canicas, que puedan meterse en la boca y, por tanto, puedan provocarles un posible atragantamiento.
La mayoría de esas 1.900 muertes anuales por atragantamiento, podrían evitarse si se tuviera la información sobre cómo prevenirlo y cómo reaccionar. Por ello, si a pesar de todo esto, no podemos prevenir el atragantamiento, debemos saber y estar preparados para actuar.
La maniobra de Heimlich es clave para este tipo de situaciones. Se trata de un procedimiento de emergencia que consiste en realizar una serie de compresiones abdominales bajo el diafragma de la víctima.
Los dispositivos anti-atragantamiento también son claves en este tipo de situaciones.