En 1875, el médico Landois se dio cuenta que cuando los hombres recibían transfusiones de sangre de otros animales, esta se agrupaba y acaba por destruir los vasos sanguíneos y, entre 1901 y 1903, de que esto ocurría también con la de otros seres humanos.
Además, se descubrió que ciertas características sanguíneas se heredaban.
Sus hallazgos no tuvieron especial relevancia hasta que, en 1901, identificó los cuatro grandes grupos sanguíneos que hoy en día conocemos (A, B, AB y 0) y demostró que las transfusiones dentro de esos grupos sí eran seguras.
Landsteiner recibió el Premio Nobel de Medicina por este gran descubrimiento en 1930.