En nuestro país, el ratio de desfibriladores por persona se sitúa en torno a cinco desfibriladores cada 10.000 personas. Esta cifra supone una enorme diferencia con respecto a otros países como Estados Unidos o Francia, que cuentan con más aparatos instalados por habitante. Sin embargo, ha ido mejorando con el paso del tiempo, sobre todo en los últimos años, gracias a todo tipo de campañas e iniciativas.
Como la puesta en marcha por Constantes y Vitales, que ya cuenta con el apoyo de más de 120.000 personas y ha conseguido que en los últimos meses Aragón, Navarra, Extremadura, Cantabria, Madrid, Valencia y Asturias hayan regulado la instalación de los desfibirladores en espacios públicos con una normativa a favor de la cardioprotección.
A pesar del apoyo por parte de las comunidades autónomas, todavía existe desigualdad en el número de desfibriladores entre unas y otras. La más notables son las que se producen entre Madrid y La Rioja. Así, mientras que en la Comunidad de Madrid hay un desfibrilador por cada 1.000 personas, en La Rioja solo hay uno por cada 10.000 habitantes, según datos recogidos por la compañía B+Safe.
En cuanto a los espacios más protegidos a la hora de atender una parada cardíaca, Madrid encabeza la lista con una media de un aparato por cada 750 personas, seguida de Extremadura, con un desfibrilador por cada 1.100 personas, y por País Vasco, con uno por cada 1.250 habitantes.