La principal conclusión del estudio es que el factor determinante de la brecha de género existente en el sector científico son las diferencias en la manera que promueven y promocionan sus logros de investigación.
El equipo de la Universidad de Mannheim (Alemania), la Universidad de Yale (EE.UU.) y la Escuela de Medicina de Hardvard (EE.UU.), analizaron si existían diferencias en los discursos o presentaciones de los científicos y científicas, en cuanto a incluir términos positivos, y si esto estaba asociado con un mayor número de citas.
Para ello, estudiaron palabras como “único”, “novedoso” o “sin precedentes” que aparecían en más de 100.000 artículos de investigación clínica y en más de seis millones de artículos de ciencias de la vida, publicados entre 2002 y 2017.
Los resultados fueron que, el 17% de los artículos en los que aparecían estas palabras eran de mujeres, frente al 83% de hombres, lo que quiere decir que las científicas son un 12,3% menos propensas a utilizar términos positivos para describir sus hallazgos.
De este modo, la presencia de terminología positiva se asocia con un 9,4% más de citas posteriores y con un 13% más de citas en revistas de alto impacto.
Las mujeres tienen estándares académicos más altos
Esta investigación señala también que las mujeres son sometidas a estándares académicos más altos de revisión, algo que podría causar estos resultados.
Aunque este es un estudio observacional y no puede establecer una causa concreta, tras tener en consideración otros factores, como el impacto de la revista, el área científica y el año de publicación, el equipo señala que es evidente que, a gran escala, los hombres en medicina y ciencias de la vida suelen presentar sus propias investigaciones de forma más favorable que las mujeres y que esta diferencia ayuda a atraer la atención a sus trabajos, lo que hace que aumente el número de citas.
Por otra parte, el estudio ha demostrado que las mujeres son infrarrepresentadas en la medicina académica y las ciencias de la vida, además de que ganan salarios más bajos, reciben menos becas de investigación y son menos citadas por sus compañeros.
Ante estos resultados, la investigadora de la Escuela de Medicina de Harvard, Julie Silver, ha señalado que hay que corregir los sistemas actuales que contribuyen a la desigualdad de género, y que hay que alentar a las científicas a formular sus hallazgos de forma más positiva.
En Constantes y Vitales hemos lanzado la primera base de datos de mujeres científicas, con el objetivo de hacer accesible el talento femenino en todas las áreas de la ciencia.