La utilidad específica de este alimento funcional en la prevención de la Diabetes Mellitus de tipo 2 ha sido comprobada mediante el Estudio Prediabole, diseñado de forma conjunta por José María Castellano, investigador del IG y director del Grupo de Compuestos Bioactivos, Nutrición y Salud, y José Lapetra y José Manuel Santos, investigadores del CIBEROBN (Instituto de Salud Carlos III). El estudio ha demostrado que el consumo del aceite de oliva enriquecido en ácido oleanólico puede reducir a la mitad el riesgo de desarrollar diabetes en individuos prediabéticos, es decir, aquellos con la glucemia basal alterada y tolerancia alterada a la glucosa. La investigación ha aparecido recientemente en Diabetes, Obesity and Metabolism.
Este nuevo alimento funcional incorpora concentraciones terapéuticas de ácido oleanólico natural, obtenido con muy alta pureza a partir de la hoja de olivo, a través de un procedimiento también presentado en 2001 por el mismo grupo.
Además de la hoja del olivo, el ácido oleanólico se encuentra en la cutícula de la aceituna; no obstante, sólo una pequeña fracción pasa al aceite de oliva durante su elaboración. Al enriquecer el aceite con mayores cantidades del mencionado ácido, se obtiene un nuevo alimento funcional que abre las puertas a dietas personalizadas para combatir enfermedades crónicas degenerativas asociadas a la obesidad y al envejecimiento, como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas, y ciertos tipos de cáncer.
Este ensayo clínico es un estudio clínico pionero, aleatorizado, doble ciego y controlado, desarrollado entre los años 2010 y 2018, con una estrecha coordinación con el Distrito Sanitario de Atención Primaria de Sevilla.
Para obtener estos resultados han participado 176 individuos prediabéticos, reclutados entre la población asistida por 25 centros de salud del SAS en la ciudad de Sevilla. La intervención dietética consistió en la ingesta diaria, durante 30 meses, de 55 mililitros del aceite de oliva funcional enriquecido en ácido oleanólico, libremente distribuido entre las tres comidas principales. El resultado obtenido fue una reducción del riesgo relativo de desarrollar diabetes tipo 2 en un 55 por ciento, en comparación con la ingesta del mismo aceite de oliva comercial sin enriquecer.
Concluye Castellano Orozco que “además de ser eficaz, la ingesta diaria de este nuevo alimento ha demostrado ser segura. Los voluntarios participantes en el ensayo clínico, no sólo no han descrito efectos adversos durante el transcurso del ensayo, sino que un primer estudio retrospectivo de las historias médicas electrónicas ha mostrado una menor incidencia de eventos cardiovasculares, renales y hepáticos durante el periodo comprendido desde el reclutamiento hasta dos años después de finalizar su participación en el ensayo. La buena aceptación de la intervención dietética y su palatabilidad muestran su potencial para ser mantenida a largo plazo”.