El manual de la SEN (Sociedad Española de Neurología) ‘Neurología y Mujer’, insta a identificar precozmente los posibles riesgos para proteger la salud de la mujer. Según recordó el lunes la SEN, en la edad reproductiva de la mujer las enfermedades neurológicas como la migraña, la epilepsia, la esclerosis múltiple o la miastenia gravis son muy comunes. Al igual que ha explicado que las mujeres son más propensas a sufrir

Por qué durante el embarazo

Susana Arias, vocal de la SEN, explicó que durante el embarazo se producen cambios fisiológicos y procesos patológicos que, cuando se combinan, hacen que la mujer tenga una mayor predisposición a padecer ciertas enfermedades neurológicas. Entre las enfermedades que le pueden producir están el ictus, la trombosis venosa cerebral o el síndrome de piernas inquietas.

Arias también mencionó que las mujeres gestantes y las que se encuentran en el puerperio "tienen un mayor riesgo de sufrir un ictus isquémico, hemorrágico o una trombosis venosa cerebral ya que la incidencia de ictus durante el embarazo y el postparto es aproximadamente el triple de la incidencia en mujeres no gestantes de la misma edad”.

Descubren cambios en el neurodesarrollo de los bebés expuestos a la Covid-19 durante el embarazo
Descubren cambios en el neurodesarrollo de los bebés expuestos a la Covid-19 durante el embarazo | Pexels

Los datos

Según la SEN, entre el 15 y el 20% de los casos de las trombosis venosas cerebrales se corresponden con los casos que se producen durante el embarazo y puerperio. También es un factor de riesgo el uso de anticonceptivos hormonales, el principal riesgo en las mujeres jóvenes.

En cuanto a los ictus hemorrágicos en las mujeres embarazadas son el 50% de los casos, a diferencia de la población general donde suponen solo el 15% de los casos.

Otro dato relevante es el hecho de que por cada 100.000 embarazos, se producen 35 casos de ictus isquémicos. Hay datos que parecen indicar que esta incidencia va en aumento por el retraso en la edad de la maternidad y al aumento de incidencia de la obesidad en las mujeres gestantes.

Embarazo
Embarazo | Pexels

Los períodos de mayor riesgo son el tercer trimestre y el postparto, hasta las 12 semanas. Además, existen factores de riesgo que pueden afectar a los ictus gestacionales, entre las más importantes están el tabaquismo, los antecedentes de migraña, cardiomiopatía, estados de hipercoagulabilidadprimaria, la edad (sobre todo a partir de los 35 años) y las complicaciones del embarazo como hipertensióngestacional y preeclampsia, hemorragia postparto, transfusión, e infecciones durante el parto. También se han relacionado con un aumento de incidencia de ictus la reproducción asistida y el parto por cesárea, explicó la doctora Arias.

La hipertensión gestacional afecta a una de cada diez embarazadas. El padecerla predispone a tener cualquier tipo de enfermedad vascular de forma precoz. Además, este riesgo se puede mantener hasta 17 años después del parto según algunos estudios.

En los momentos en los que se suele producir un cambio hormonal significativo, como la menstruación, el embarazo, la lactancia, la perimenopausia y la posmenopausia, las mujeres experimentan trastornos del sueño más pronunicados. Se estima que más del 80% de las mujeres embarazadas los experimentan, en especial en el tercer trimestre.

Además, según los neurólogos, el embarazo puede tanto exacerbar trastornos del sueño ya presentes como desencadenar otros nuevos, como el insomnio, presente en hasta el 60% de las embarazadas, o el síndrome de piernas inquietas, en hasta un 30%, que es tres veces más frecuente en las embarazadas.

Aproximadamente en un tercio de las mujeres con epilepsia ven aumentada en el doble o más la frecuencia de crisis epilépticas durante una etapa específica del ciclo menstrual debido a los cambios hormonales.

Asimismo, toda mujer con epilepsia en edad fértil debe recibir consejo sobre el método anticonceptivo más adecuado e información sobre la importancia de planificar con antelación el embarazo, para evaluar el tratamiento y mantener un equilibrio entre el mejor control de crisis, que aminore los riesgos materno-fetales.