Los autores prevén que los aumentos sean mayores en los países donde la esperanza de vida es menor, lo que contribuirá a una convergencia del incremento de la esperanza de vida en todas las geografías. Esta tendencia está impulsada en gran medida por las medidas de salud pública que han prevenido y mejorado las tasas de supervivencia de enfermedades cardiovasculares, la covid-19 y una variedad de enfermedades transmisibles, maternas, neonatales y nutricionales (conocidas bajo las siglas en inglés de CMNN).
Este estudio indica que el cambio actual en la carga de morbilidad hacia enfermedades no transmisibles, como enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedad pulmonar obstructiva crónica y diabetes, y la exposición a factores de riesgo asociados a ellas -como obesidad, presión arterial alta, una dieta no óptima y el tabaquismo- tendrán el mayor impacto en la carga de morbilidad de la próxima generación. A medida que la carga de morbilidad continúa pasando de las CMNN a las enfermedades no transmisibles y de años de vida perdidos a años vividos con discapacidad, se espera que más personas vivan más tiempo, pero más tiempo con mala salud. Además, los autores pronostican que la esperanza de vida mundial aumente de 73,6 años en 2022 a 78,1 años en 2050 (4,5 años más).
Vida saludable
La esperanza de vida saludable a nivel mundial, es decir, el número promedio de años que una persona puede esperar vivir con buena salud, aumentará de 64,8 años en 2022 a 67,4 años en 2050 (2,6 años más). "Además de un aumento en la esperanza de vida en general, hemos descubierto que la disparidad en la esperanza de vida entre geografías disminuirá", según Chris Murray, catedrático de Ciencias de Métricas de la Salud de la Universidad de Washington y director del Instituto de Métricas de la Salud. y Evaluación (IHME, por sus siglas en inglés).
Murray añade: "Este es un indicador de que, si bien las desigualdades en salud entre las regiones de ingresos más altos y más bajos se mantendrán, las brechas se están reduciendo y se anticipan los mayores aumentos en el África subsahariana". “Tenemos una inmensa oportunidad por delante para influir en el futuro de la salud global adelantándonos a estos crecientes factores de riesgo metabólicos y dietéticos, en particular aquellos relacionados con factores de comportamiento y estilo de vida como niveles altos de azúcar en sangre, índice de masa corporal alto y presión arterial alta”, concluye Murray.