La investigación, llevada a cabo por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Brown (Estados Unidos), analizó datos de más de 73.000 adultos de entre 50 y 85 años desde 2010 para poder determinar como la riqueza afecta la probabilidad de morir. Los resultados revelaron que las tasas de mortalidad en EE. UU son más altas en todos los niveles de ingresos comparado con Europa.

“Los hallazgos son un duro recordatorio de que incluso los estadounidenses más ricos no están a salvo de los problemas sistémicos que contribuyen a una menor esperanza de vida en EEUU, como la desigualdad económica o factores de riesgo como el estrés, la dieta o los riesgos ambientales”, afirma la autora del estudio, Irene Papanicolas, profesora de Servicios, Políticas y Prácticas de Salud en Brown y directora del Centro para la Sostenibilidad del Sistema de Salud de la Escuela de Salud Pública.

El estudio destaca que las personas del cuartil más rico tuvieron una tasa de mortalidad un 40% inferior a la de las personas del cuartil más pobre. Las personas de Europa continental fallecieron a tasas aproximadamente un 40% inferiores a las de los participantes de EEUU duran te el período del estudio.

Por otro lado, los participantes del sur de Europa tuvieron tasas de mortalidad estimadas un 30% inferiores a las de los participantes estadounidenses durante el período del estudio; mientras que los participantes de Europa del Este las tuvieron entre un 1% y un 20% inferiores.

“Mejorar los resultados de salud no es solo un desafío para los más vulnerables; incluso quienes se encuentran en el cuartil superior de riqueza se ven afectados” manifiesta la autora del estudio, Sara Machado, investigadora del Centro para la Sostenibilidad del Sistema de Salud de Brown.

Este hallazgo sugiere que factores como la desigualdad económica, el acceso limitado a servicios de salud, el estrés, una dieta deficiente y riesgos medioambientales podrían estar influyendo negativamente en la longevidad de la población estadounidense, independientemente de su nivel de riqueza.

“No se trata necesariamente de gastar más, sino de abordar los factores que pasamos por alto, lo que podría generar beneficios mucho mayores de los que creemos”, finaliza Machado.