Los fármacos antiinflamatorios muy conocidos, como el ibuprofeno o el paracetamol, se utilizan para reducir la inflamación, aliviar el dolor o disminuir la fiebre. Suelen ser prescritos para tratar una amplia variedad de dolencias, desde enfermedades como la artritis reumatoide o lesiones o infecciones.

Ahora, unos investigadores han analizado células inmunitarias en pacientes con cáncer cerebral y han descubierto que la dexametasona aumenta significativamente la inmunosupresión, un efecto que persiste incluso semanas después de suspender el tratamiento. Este hallazgo sugiere que el fármaco podría interferir en tratamientos que buscan potenciar la respuesta inmune, como la inmunoterapia.

La dexametasona es un corticosteroide recetado para tratar inflamaciones en diversas enfermedades, incluso, algunos tipos de cáncer. Sin embargo, este estudio subraya la importancia de evaluar sus efectos a largo plazo, especialmente en pacientes que dependen de una respuesta inmunológica eficaz.

Además de la dexametasona, otros antinflamatorios de uso común, como el paracetamol y el ibuprofeno, han sido objeto de estudios sobre sus posibles efectos adversos cuando se usan de manera prolongada. Los expertos recomiendan un uso prudente y bajo supervisión médica para evitar riesgos innecesarios en la salud.

Estos hallazgos refuerzan la necesidad de investigar más a fondo el impacto de los antiinflamatorios en el sistema inmunológico y de evaluar cuidadosamente su prescripción en determinados tratamientos médicos.