Rogers presenta su investigación sobre las implicaciones de la electrónica elástica para el tratamiento de recuperación del accidente cerebrovascular en una conferencia de prensa que se celebra este sábado en el marco de la reunión anual de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS, por sus siglas en inglés), que tiene lugar en Austin, Texas, Estados Unidos. También expondrá su trabajo por la tarde en la reunión de AAAS.
Los sensores de Rogers se adhieren directamente a la piel, se mueven con el cuerpo y proporcionan métricas de salud detalladas, incluida la función cardiaca, la actividad muscular y la calidad del sueño. "Los componentes electrónicos elásticos nos permiten ver lo que está sucediendo dentro de los cuerpos de los pacientes a un nivel que los portátiles tradicionales simplemente no pueden lograr, destaca Rogers. La clave es hacer que estén lo más integrados posible con el cuerpo humano".
Shirley Ryan AbilityLab utilizan el sensor de garganta, junto con biosensores electrónicos, también desarrollados en el laboratorio de Rogers, en las piernas, los brazos y el tórax para monitorizar el progreso de de recuperación de los pacientes con apoplejía. El sistema intermodal de sensores transmite datos de forma inalámbrica a los teléfonos y los ordenadores de los médicos, brindando una imagen cuantitativa de cuerpo entero de las respuestas físicas y fisiológicas avanzadas de los pacientes en tiempo real.
El nuevo sensor de garganta de tipo vendaje de Rogers mide la capacidad de deglución y los patrones de habla de los pacientes. Los sensores ayudan en el diagnóstico y tratamiento de la afasia, un trastorno de la comunicación asociado con el accidente cerebrovascular.
"Uno de los mayores problemas a los que nos enfrentamos con los pacientes con accidente cerebrovascular es que sus ganancias tienden a disminuir cuando salen del hospital", señala Arun Jayaraman, científico investigador de Shirley Ryan AbilityLab y experto en tecnología portátil. "Con la monitorización en el hogar habilitada por estos sensores, podemos intervenir en el momento adecuado, lo que podría conducir a una recuperación mejor y más rápida para los pacientes", añade.
Debido a que los sensores son inalámbricos, eliminan las barreras que presentan los dispositivos tradicionales de control de la salud en entornos clínicos. Los pacientes pueden usarlos incluso después de que abandonen el hospital, lo que les permite a los médicos comprender cómo se desenvuelven sus pacientes en el mundo real.