Entre las conclusiones del documento destacan que el Estado ha recortado más de un 30% la financiación en I+D en nueve años; la brecha con los países avanzados ha aumentado notablemente; el número de patentes se ha reducido en un 60% en los últimos años; y la urgencia de incluir ciencia y tecnología en la agenda política e incrementar el nivel de gasto público en I+D hasta el 2% del PIB.
Para la Fundación Alternativas la ciencia y la tecnología necesitan un "empuje político y social" para que España no se quede en la cola del desarrollo en investigación y progreso. La Fundación considera que la fuga de investigadores al extranjero es ya muy preocupante, mientras la inversión pública "brilla por su ausencia" y ha menguado considerablemente en los últimos años, y la mayoría de países del entorno dedica cada ejercicio más capital a I+D+i, a pesar de la crisis.
Vicente Lárraga, director del Grupo de Parasitología Molecular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y coordinador del estudio, ha advertido que la sociedad “sólo avanza con el conocimiento”, y recordó que no es únicamente un problema de inversión, sino que hace falta una “política coordinada” y que la ciencia esté presente en la “agenda de los gobernantes”. En su opinión, el recorte en ciencia y tecnología de los últimos años ha “influido” en una creación de empleo de baja calidad, mientras que “una burocracia asfixiante está provocando el desmantelamiento del sistema”.
Mariano Barbacid, jefe del Grupo de Oncología Experimental del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, ha afirmado con rotundidad que la situación de la ciencia y la tecnología en España “es de extrema gravedad, y no es exagerado afirmar que está al límite”. A su juicio, el Gobierno “desprecia” al sector y los nuevos partidos no han hecho nada para mejorar la situación: “Ciudadanos no quiere saber nada de modificar los presupuestos y Podemos nunca se ha pronunciado al respecto”.
Según Barbacid, la investigación y el desarrollo deben convertirse en un asunto prioritario. Para ello, haría falta un Ministerio de Ciencia y Tecnología "competente"; una Oficina Parlamentaria para marcar las estrategias; volver al nivel de financiación para I+D+i del periodo 2008-09; un gran pacto de Estado; y un rejuvenecimiento del sistema: “Sin juventud no hay futuro”.