Según ha explicado Mariano Provencio, el presidente del GECP e investigador principal, APOLO, en comparación a otros ensayos en periodos generales, presenta un beneficio en supervivencia libre de progresión, con una mejora del 13% en supervivencia frente al estándar actual.

El investigador ha explicado que el estudio buscaba ver cuales eran los resultados de aplicar la inducción con quimio-inmunoterapia, para después aplicar el tratamiento estándar con quimio-radioterapia y continuar con el mantenimiento posterior durante un año con inmunoterapia con atezolizumab.

Además, el estudio ha mostrado dos aspectos relevantes: el 68,4% de los pacientes que se incluyeron estaban vivos sin enfermedad, y el 86,8% seguía vivo tras un año de tratamiento desde que empezó la inducción del tratamiento. A su vez explican que no hay datos que supongan una preocupación con respecto a la seguridad o las muertes relacionadas con el tratamiento.

También aclararon que eliminar el ctDNA después del tratamiento de inducción es una buena predicción de supervivencia global y supervivencia sin progresión. Según Provencio, con lo que se sabe, se deberían explorar nuevas vías de investigación que evaluen si un enfoque de inducción con quimio-inmunoterapia puede ser más beneficioso que radioterapia con quimiorreceptor junto a inmunoterapia de consolidación.