El estudio se ha llevado a cabo a través de una herramienta creada por el ISGlobal, que estima lo que supone para la salud pública la carga de morbilidad y los costes económicos anuales comparando los niveles de exposición anuales de 1,36 millones de residentes de Barcelona de más de 20 años.
El ruido del tráfico contribuye a un 36% de las enfermedades provocadas por el urbanismo y el transporte, un porcentaje superior al de la contaminación del aire que es un 19%. En Barcelona las personas están expuestas a una media diaria de 65,1 decibelios durante el día y de 57,6 durante la noche, cuando los niveles recomendados por la OMS es de 55 y 40, respectivamente, por este motivo los científicos han considerado al ruido del tráfico como un problema de primer orden al causar molestias y alteraciones del sueño.
Los científicos reclaman que, de forma urgente, se cumplan las recomendaciones internacionales, sobre todo en Barcelona, para el desarrollo de la actividad física, la exposición a la contaminación del aire, el ruido, el calor y el acceso a los espacios verdes, porque así, en Barcelona, se podrían evitar cada año casi 1.700 casos de enfermedades cardiovasculares, más de 1.300 casos de hipertensión, cerca de 850 casos de ictus, y 740 de depresión, entre otros.
El estudio señala que el 70% de los barceloneses no llega al mínimo de actividad física recomendado por la OMS, que estipula 150 minutos de actividad física moderada o 75 de alta intensidad por semana.
Además, la investigación señala que la carga de enfermedad provocada por una mala planificación urbana y del transporte, tiene un impacto económico de más de 20 millones de euros en costes para el sistema de salud.
También señalan las dos medidas que se pueden tomar para reducir las enfermedades: la reducción del tráfico motorizado a través de la promoción del transporte activo, y el incremento de los espacios verdes.