La realización de colonoscopias es ya algo habitual en nuestro entorno. Vamos a contarte qué beneficios nos puede aportar su realización.
La colonoscopia es una prueba que permite la visualización directa de todo el intestino por dentro y localizar dónde se encuentran las lesiones.
Para llevarla a cabo, se introduce un tubo con luz y una cámara en la punta, hasta la unión del intestino grueso con el delgado, y una vez que se llega hasta ahí se va retirando, pero a la vez visualizando toda la pared del intestino en busca de lesiones o de cualquier patología que pueda existir.
Por medio de una colonoscopia se puede hallar cualquier tipo de patología del intestino grueso, desde los pólipos de colon, que son las lesiones que pueden convertirse en cáncer de colon; hasta lesiones sangrantes o de la estructura de la pared del colon como son los divertículos.
La colonoscopia es necesaria para diagnosticar una enfermedad inflamatoria intestinal, como una colitis ulcerosa, o la enfermedad Crohn, donde se pueden ver lesiones inflamatorias.
¿Quiénes se deben someter a una colonoscopia?
La colonoscopias son recomendadas a partir de los 50 años. El motivo es que a partir de esa edad aumenta la posibilidad de desarrollar pólipos en el intestino grueso y estos son los precursores de la gran parte de los cánceres de colon si no son extirpados a tiempo. De ahí que a las personas sanas a partir de los 50 se les aconseje hacerse colonoscopias cada 4 años.
También deben someterse a una colonoscopia todos aquellos pacientes con patología o síntomas de sospecha de tener enfermedad en el intestino grueso, y para las que no se puede hacer el diagnóstico de otra manera; sobre todo cuando se necesitan tomar muestras para llegar al diagnóstico de la enfermedad.
¿En qué consiste la preparación de la prueba?
Gran parte del éxito de la colonoscopia es que se vea bien el intestino y la preparación es una parte fundamental para ello. Hay que tener presente que si la prueba no da la información que se precisa, seguramente habrá que repetirla.
Por norma general, tres días antes de la prueba es primordial llevar una dieta libre de fibra, para poder eliminar antes de la misma todos los residuos insolubles que nos dejan los alimentos.
Conviene por tanto evitar cereales, pan integral, semillas, legumbres, la fruta, hortalizas y verduras, en definitiva todo alimento con fibra para evitar que haya muchos restos insolubles en el momento de hacer la preparación.
Unas horas antes de la prueba, dependiendo de si se realiza por la mañana o por la tarde, hay que tomar una solución evacuante preparatoria. Tu médico te dará todas las indicaciones precisas al respecto.
Esta solución provoca que llegue mucha agua al intestino grueso, ese agua eliminará los restos que puedan quedar en él.
Si seguiste correctamente la dieta durante los días previos habrá pocos restos en el momento de tomar la preparación y esta lo que hará es eliminar esos mínimos restos que puedan interferir en la prueba.
¿Conoces el programa 'Prevecolon'?
En España existe un programa de cribado llamado ‘Prevecolon’, que también se hace en muchos otros países de Europa, donde se siguen más o menos los mismos criterios.
Desde la implantación de este programa, hace dos años, la Seguridad Social avisa a los pacientes a partir de los 50 años para que se hagan una sencilla prueba, la de sangre oculta en heces. Si esta prueba es positiva se prescribirá una colonoscopia.
Con este sistema se ha conseguido disminuir mucho la incidencia de cáncer de colon, dado que en el caso de que existan lesiones se detectan a tiempo.
El cáncer de colon es el más frecuente del mundo en ambos sexos. Es muy importante disponer de una herramienta como la colonoscopia que permita a los especialistas diferenciar y descubrir pacientes con riesgo.