Las palabras pesan, pero pasan. Basas tu estrategia en generar conflicto, y con ello atención e influencia. Cada día un grado más, porque si no el foco se aleja, y es entonces cuando ni tú ni tus palabras pesan.
Hoy estoy un poco intensa, ruego que me disculpen. Pero llega un punto en el que hay declaraciones que de tanto subir el tono me resultan homeopáticas. Bolitas de azúcar disueltas en agua o debajo de la lengua. Son nada. Un día más en la oficina de la bronca.
Algunos aún no han digerido la victoria de Pedro Sánchez en la moción de censura ni en las posteriores elecciones generales. Han tenido tiempo, pero no ha podido ser. Y en vez de tomarse unas sales de fruta, han optado por vomitar palabras. Gobierno ilegítimo, okupa, felón, lindezas así. Siguen con restos de almuerzo en la tráquea. Debe ser molestísimo.
Isabel Díaz Ayuso: "Vamos camino de una dictadura, sometidos por un tirano que pone en peligro el Estado de Derecho". "Esto ya es: o Sánchez o España". "Estamos en el mes negro de la democracia española, no hemos vivido algo así desde la dictadura". "Sánchez se ha convertido en la Ley. Ahora mismo no hay separación de poderes. Y lo que quiere es que haya Tezanos en todas las instituciones". Espere, presidenta, que voy a por el inhalador.
José Luis Martínez-Almeida: "Nunca la democracia ha estado tan cerca del precipicio por la ambición desmesurada de Pedro Sánchez, dispuesto a pagar cualquier precio". "La modificación de los delitos de sedición y los indultos a los líderes del Procés no son un traje a medida de los independentistas, son un traje a medida de Pedro Sánchez, que en un ejercicio absolutamente irresponsable subordina completamente los intereses del conjunto de españoles a que él pueda permanecer en la Presidencia del Gobierno".
"En este momento en España mandan, influyen, toman decisiones los filoetarras que aún no han pedido perdón por los más de 900 asesinatos de ETA, los que dieron un golpe de Estado en 2017 contra la Constitución y la unidad de España". Un momentito, alcalde, que voy a meter la cabeza en el horno.
Es una pena que estas dos personas, a las que una intuye inteligentes y de las que sabemos que tienen mucho poder y sobre todo muchas cosas que hacer en lo suyo, tengan relevancia por estas cosas. Motivos para criticar al Gobierno y al presidente hay más que suficientes. Pero el tono empleado para hacerlo digamos, estimamos, que es mejorable. Estamos peor que en Perú, mucho peor que con Franco, claro que sí. Porque es de eso de lo que quieren que hablemos, no de cómo está Madrid. Y porque sin foco de luz, como les pasa a las plantas, no hay vida (política).
El gobierno lleva una racha regular tirando a mal. Económicamente no estamos en el apocalipsis que los indigestos del lugar preveían y deseaban, pero en vez de sacar pecho del asunto han optado por la torpeza. Son cosas de la aritmética parlamentaria, decisiones de un gobierno valiente que afronta los problemas, soluciones para desinflamar las cosas, favorecer la convivencia, homologarnos con Europa en no sé qué cosas, diría Pedro Sánchez engolando muchísimo la voz y convencido de que la flor en su presidencial trasero no le abandonará jamás.
Y los kamikazes también se sienten valientes, presidente.
Retorcer el Código Penal es grave, manosear el delito de sedición y sobre todo el de malversación al antojo de unos cuantos es peor. En un país en el que la corrupción está arraigada como el socarrat a la paellera.
Yo no quiero homologarme a la Europa que pasa por alto estas cuestiones, señor Sánchez. Como tampoco quiero una oposición que no mide sus palabras con tal de generar conflicto y con ello influencia.
No quiero que me tomen por tonta. Casi que me quedo con lo de intensa.