Fue una escena berlanguiana. Puede que también fuera un homenaje involuntario de nuestra presidenta al genio valenciano en el centenario de su nacimiento. Ayuso, frente a la sede que quieren vender por estar demasiado corrupta para blanquearla porque no se atrevían a pisar Colón, flanqueada por Pablo Casado y José Luis Martínez Almeida. Empezó a hablar y volvió a hacerlo: "Y también el papel del rey, ¿va a firmar esos indultos? ¿Qué va a hacer el rey a partir de ahora, va a firmar esos indultos? ¿Le van a hacer cómplice de esto?". Los espectadores nos quedamos con los ojos como platos. Se sucedieron unos aplausos tímidos y deslavazados. Ayuso siguió hablando sin ser consciente de la gravedad de lo que acababa de decir y el tremendo error político que supone. Almeida miró hacia la izquierda buscando a alguien que le explicara el despropósito y Pablo Casado se quedó mirando al suelo meditabundo. El PP buscaba de todas maneras pasar por encima de Colón sin que le supusiera un coste y llega Ayuso para despedazar la estrategia.
La frase de Ayuso es una bomba en la línea de flotación de la estrategia de Pablo Casado y pone al rey en una situación imposible frente a los electores conservadores. Felipe VI no puede hacer otra cosa que firmar los indultos si llegan a producirse porque es un mandato constitucional y su papel simbólico como jefe de Estado así lo exige. De hecho, si no lo hiciera estaría participando en un golpe de Estado. Así que el rey tiene que firmar los indultos por obligación legal, lo que de facto lo convierte en cómplice de un ataque a España para Isabel Díaz Ayuso. Ha convertido al rey en un felón por cumplir la Constitución. Colón le vuelve a estallar en la cara el PP, Iván Redondo acaricia un gato en Moncloa, los republicanos sonríen.
Ayuso no sabe hablar de ningún tema sin ubicar a todos en una posición maniquea y dilemática. Ese populismo trumpiano le ha servido porque es efectivo, pero tiene algunos problemas cuando hay que medir y dejar fuera a algunos personajes de ese "o yo o el caos". La lideresa evanescente tuvo una ocurrencia que no habrá caído nada bien en Zarzuela al ponerle en una posición imposible. Pero no solo, Pablo Casado tendrá que eludir las preguntas de los periodistas que sepan hacer su trabajo y responder si considera al rey cómplice de la destrucción de España que plantea el PSOE con los indultos. Su argumentario va a tener que estar afilado.
El lerrouxismo de Ayuso es involuntario, como casi todo lo que sale de su boca cuando no le han escrito unos papeles. Su cultura política es nefasta, nula, aprendida a borbotones en NNGG sin saber qué es lo que oía y cazaba al vuelo. Por eso su comentario tiene una explicación aunque ella no la sepa. En el aznarismo en el que se ha criado el rey es solo un peón en su proyecto que molestaba para el cesarismo que el soberbio de Aznar precisaba. No ha habido nunca un presidente menos monárquico que José María Aznar, y esos usos y costumbres han quedado prendados en el inconsciente de Ayuso.
La república solo llegará por la torpeza de la derecha. La dejaron tan blindada durante la transición que solo convertir la monarquía en una institución de parte podrá desgastarla tanto como para que al PSOE le haga demasiado lesivo sostenerla. El único camino democrático hacia la república en España es un plan desde la izquierda para plantear un proyecto republicano convincente y común que ahora mismo no tiene y una derecha atribulada e hiperventilada que convierta al rey en traidor a España por no ser siervo de sus postulados ideológicos. El emérito ayuda desde Abu Dhabi a que la monarquía se degenere, pero nada más efectivo para la caída de la corona que declaraciones como las de Ayuso que convierten al rey en felón por hacer el trabajo que la Carta Magna le encomienda. 78, über alles.