Una España esencialista. Racista. Tan estrecha que no pueda ser ocupada por negros, mulatos, emigrantes, musulmanes, ni rojos. Una concepción de país que sienta la nación como un elemento disciplinatorio que aplicarle solo a los independentistas catalanes como método punitivo. Una España blanca, católica y reaccionaria. Una nación rancia, cerrada y con olor a sacristía pero racialmente pura. La España que quiere y sueña VOX y tolera Pablo Casado, cuando acomplejado le sigue los pasos, no tolera la diferencia y la diversidad y considera que ser español es una misión sagrada de antepasados imperiales que no alcanza su verdadera dimensión por los herederos de la antiespaña. Una España ideal, sin negros, ni rojos.
VOX no ha felicitado a los medallistas negros como Ana Peleteiro y Ray Zapata ni a aquellos que como Alberto Ginés piensan que la única negritud censurable es la ideología de los fascistas. Los atletas no necesitan su felicitación, posiblemente no la querían, pero muestra hasta qué punto se ha normalizado la presencia de un partido que tiene el supremacismo, el racismo y el totalitarismo como base fundamental de su ideario. Que no feliciten a medallistas como Peleteiro o Ginés por el color de su piel o ser antifascistas no es una anécdota, forma parte de la cosmovisión fascista. La misma que les llevó a expresar que deportarían a Serigne Mbaye por ser negro o llama quintacolumnistas de Marruecos a los españoles de Ceuta que profesan la fe musulmana. Si VOX pudiera despojaría de derechos a todo aquel que no sea blanco, católico y fascista. No tendrían problemas en promulgar las leyes de excepción de la ciudadanía, y lo haría con el voto a favor del PP con tal de seguir gobernando, solo necesitan tener el poder suficiente.
El racismo adopta el ius sanguinis de manera radical como método fundamental de transmisión de la nacionalidad para evitar que los emigrantes puedan enraizarse en el país. Un derecho de nacionalidad adquirido solo por la herencia de los padres que privaría a gente como Ana Peleteiro de ser española al tener descendencia africana, en contraposición al ius solis que da la nacionalidad al que nace en un territorio. Es el modo racista de preservar la raza que los partidos como VOX sienten y defienden pero que ni siquiera se atreven a defender de manera abierta.
Pablo Casado es el máximo responsable del ambiente discriminatorio en la opinión pública por raza, credo e ideología. Es el máximo responsable. Una culpa que conocen y de la que tienen consciencia hasta en su propio equipo, por eso al ser preguntados sobre el hecho de que no hubieran felicitado tampoco a los medallistas de raza negra se pusieran a la defensiva y mostraran su mala educación, falta de respeto y el desprecio con el que suelen tratar a aquellos periodistas que no son mascotas al servicio de su partido.
María Pelayo, la responsable de prensa de Pablo Casado, contestaba de manera soberbia y despreciativa cuando fue inquirida sobre el motivo de esa ausencia de felicitación a medallistas negros:
"Solo tú pregunta me repugna sinceramente. Pero como veo q ya habéis puesto una campaña en marcha para desprestigiarnos te dare una explicación aunque realmente quedas en evidencia solo con plantearlo. Felicitamos al oro y en el mismo tuit a las platas y bronces que había hasta el momento. Ahora tenemos 4 pendientes. Lo de la raza no puede ser más tendencioso, les felicitaremos también con el próximo oro por supuesto. Y ya q te preocupas tanto de la raza negra me extraña q no me preguntes por Portela y Cardona que no son de raza negra y tampoco les hemos felicitado. Q pases unas buenas vacaciones. Gracias".
Las faltas de ortografía son cosecha propia de la responsable de prensa de Pablo Casado. Le prometí que transcribiría su respuesta literal. La justificación y exoneración que se deja entrever entra las escasas líneas que quedan entre la falta de educación de la periodista al servicio de Casado muestra cómo los populares son unos perritos falderos acomplejados al servicio del discurso de sus socios posfascistas de gobierno. Solo dejaron de felicitar medallistas como Cardona o Portela como excusa para tener una coartada que les exonerara del racismo y volvieron a felicitarlos, incluyendo a los de raza negra, después de que se empezara a evidenciar que a los negros no les felicitaban por miedo a enfadar a los votantes que quieren robarles a VOX.
El racismo descarnado aún penaliza en nuestro país. Por eso lo niegan todos los que lo son y buscan artificios para disimular que piensan que Ana Peleteiro no puede ser española con ese color de piel. Buscar excusas y justificaciones forma parte de ese discurso posfascista que persigue naturalizar mediante la asimilación y la propaganda, de forma paulatina, que solo es español el que cumpla sus requisitos de pureza. La justificación que VOX enarbola de manera reiterada es que no son racistas porque tienen un candidato negro como Ignacio Garriga. Es una estrategia que se denomina tokenismo y que consiste en dotar de una representación simbólica a las minorías discriminadas para poder eludir o refutar las acusaciones de discriminación: No somos racistas porque tenemos un negro.
Mo Katir busca medalla. Un musulmán de piel impura, murciano de crianza y español de origen marroquí que está en nuestro país porque su padre pudo buscarse una nueva vida llegando de manera irregular en una patera. Katir representa todo lo que los fascista odian y que es la viva imagen de la España real, multicultural y diversa. No hay nada más español que Katir.