Cuando se habla de estar alerta por ciertas estrategias de la extrema derecha es importante asumir que hay que coger cierta distancia del ruído de las redes sociales y analizar cada movimiento para ser capaces de entender el sustrato que se esconde tras la apariencia.
Si la izquierda ve a una multitud con pancartas enfrentarse a la policía asume de manera acrítica una postura sobre el fondo sin comprender las razones y motivaciones y sumando masa crítica incluso a protestas que buscan fracturar sus propios intereses.
En Don Benito (Badajoz) hubo una movilización del sector del campo para pedir al ministro de Agricultura una reunión sobre los precios que mejore sus rendimientos. Unas reivindicaciones justas que hay que afrontar. Que hay que apoyar. La policía hizo lo que hace siempre, disolverla a palos en cuanto cruzan la línea marcada. El consciente colectivo de la izquierda ya tiene su posicionamiento claro, la policía pegando a trabajadores. Y su trinchera. Asunto zanjado.
La realidad es mucho más compleja, y la hemiplejia analítica de amplios sectores progresistas el caldo de cultivo perfecto para dar una salida estratégica a la extrema derecha con la que minar una y otra vez los intereses de la clase trabajadora y, a su vez, trasladar a la opinión pública que ellos son los verdaderos valedores de los intereses proletarios.
El campo extremeño es heterodoxo, como cualquier sector económico. Empresarios agrícolas, latifundistas, cooperativistas, trabajadores fijos, discontinuos y jornaleros. Sus intereses son en muchas ocasiones contrapuestos. No se vieron muchos jornaleros extranjeros en Don Benito a pesar de ser cada vez más importante su presencia en el campo extremeño. Asociaciones empresariales que secundaron la movilización en Don Benito, como Afruex, se mostraron contrarias a la subida del salario mínimo interprofesional. Había más de protesta en Don Benito de empresarios que luchaban contra un salario digno para los jornaleros que de trabajadores luchando por mejorar sus derechos.
En medios de las dudas de la izquierda la extrema derecha ha sido certera y precisa. VOX defiende los intereses de los de los grandes empresarios del campo, de aquellos que evitan que los trabajadores consoliden sus derechos con prácticas indecentes como las que denunció UGT como habituales en muchos de los empresarios que ayer protestaban frente a la policía. Pero lo hace diciendo que defiende a los trabajadores del campo. Que no son lo mismo, aunque la izquierda viendo una pancarta no sepa distinguirlos.
Independientemente de los intereses de todas y cada una de las personas que ayer se movilizaran en Don Benito la capitalización comunicativa del suceso fue asimilada completamente por VOX. Sus 100.000 votos en Extremadura y la defensa demagógica del mundo rural les proporciona un importante motor de crecimiento para consolidar sus movimientos en esta dirección. Esta será la pauta habitual, muchas movilizaciones agrarias usado por la extrema derecha contra cualquier medida de este gobierno que sea un avance en los derechos de los trabajadores. O simplemente para desgastarlo.
La extrema derecha ya tiene definida su estrategia de entrada en el electorado progresista: defender los privilegios de la clase propietaria haciendo pasar a empresarios por jornaleros para mostrarse como defensor de los trabajadores. ¿Está la izquierda preparada?