En el instituto tuve un gran profesor de Filosofía que me enseñó las claves de la lógica deductiva. Un aprendizaje de los más preciados de mi paso por la secundaria, porque me enseñó a buscar coherencia en los actos, argumentos y justificaciones. Los razonamientos deductivos ayudan a sacar conclusiones acertadas atendiendo a las premisas iniciales, un ejercicio vital para comprender los argumentos dados. Como Salvador Illa es filósofo entenderá perfectamente el razonamiento del planteamiento de su nueva elección como candidato a la Generalitat por el PSC abandonando el cargo de ministro de Sanidad si atendemos a un razonamiento deductivo. Eso ayudará a entender si la decisión es una concusión lógica.
Primer argumento.
Primera premisa: Salvador Illa ha sido un excelente ministro de Sanidad. Segunda premisa: Ha sido vital para la gestión de la pandemia. Conclusión lógica: Le nombramos candidato a la presidencia de la Generalitat porque es el mejor candidato. Este es el mayor error deductivo si atendemos a las prioridades del nombramiento en términos del bien común y la gestión de la pandemia. Si nos encontramos en una situación de contagios crítica y al inicio de la campaña de vacunación que terminará con la pandemia, la lógica de las premisas es que Salvador Illa debe seguir como ministro de Sanidad porque es el más indicado para atender una situación como la que vivimos. La conclusión lógica solo sería acertada si las premisas son correctas en el caso de que Pedro Sánchez solo pensara en el bien del PSOE y no en el de la sociedad. Porque si cree que las premisas son correctas y le quita del puesto está yendo contra el interés general por un mero interés electoral.
Segundo argumento.
Primera premisa: Salvador Illa ha sido un excelente ministro de Sanidad. Segunda premisa: Cualquiera puede seguir con su labor en lo más crítico de la pandemia. Conclusión lógica: Salvador Illa será el mejor candidato. Este razonamiento implica el mayor grado de cinismo posible, porque o se intenta trasladar una preocupación por el bien colectivo de la que se carece o la primera premisa es falsa. La mera sospecha de que abandone el puesto en la situación actual de la pandemia, si de verdad se cree que ha hecho una gran labor, sería motivo más que suficiente para dar prioridad a su permanencia en el cargo. En el caso de que la segunda premisa sea la prevalente no es decisiva su labor en el Ministerio para que le haga el mejor para el puesto. Ninguna de las dos premisas implicaría que el razonamiento lógico válido fuera la salida de Salvador Illa del cargo de ministro.
Atendiendo a las múltiples premisas que pueden hacer comprender el nombramiento de Salvador Illa como candidato a la Generalitat en un momento como este caben diversas conclusiones a partir de las prioridades de quien toma las decisiones, que es Pedro Sánchez. Y la lógica falla. Los argumentos esgrimidos se caen. Ha sido una decisión egoísta, el presidente del gobierno cree que Salvador Illa es el mejor candidato para el PSC por su labor al mando del ministerio de Sanidad durante la pandemia y por el crecimiento indudable del ministro durante este año. Por eso es una decisión que prima el interés partidista al interés general. Una decisión egoísta, irresponsable y negligente, se piense lo que se piense sobre la labor de Salvador Illa. Luego está la derecha. Que si de verdad cree que Salvador Illa ha sido un gestor nefasto responsable de 50.000 muertes tendría que estar contenta, muy contenta, de que deje el cargo en el ministerio y sea el candidato en una plaza tan importante como Cataluña. Pero a la derecha no le vamos a pedir ejercicios de lógica ni decencia argumental.