El Comisario Eugenio Pino, el comandante jefe del escuadrón de la policía patriótica que capitaneaba, a pie de calle, el ex comisario Villarejo, ya lo dijo, sin pelos en la lengua, en su comparecencia ante la comisión parlamentaria que investigaba los desmanes de Interior.
- "¿Qué estaría usted dispuesto a hacer por España?", preguntó el diputado Rufián.
- "Todo", respondió Pino, como si tratase de escupírselo en la cara del diputado. "Todo", dijo. No "todo lo que me permite la ley", que es, en realidad, lo que debería de haber respondido.
Sirva esto como cuestión previa y como ejemplo de la altura de miras de estos policías de otro régimen (desde luego, no del democrático).
Extorsión sin remordimiento
A Villarejo, a los suyos conocidos y a los que están por venir, se les acusa de delitos horribles relacionados, de una forma u otra, con la extorsión y la difamación del lucro económico.
Una de las víctimas del complot patriótico anti independentista catalán fue la Banca Privada de Andorra.
Los documentos que obran ya en diversos sumarios, y que están también perfectamente clasificados en la caja fuerte de Villarejo, constatan la grosería y la temeridad con las que actuaban esos patriotas a quienes no les importaba ni las personas que iban a pisar en su torticera misión, ni los destrozos estructurales de sus perversas maquinaciones. La salvaguarda de un determinado concepto de "patria" lo permite todo.
Salen del armario
Uno de los estiletes más incisivos de este escuadrón fue el agregado de interior en Andorra, el inspector jefe Celestino Barroso. Un día del mes de junio de 2014 poco antes de que el gobierno andorrano interviniese BPA, Barroso se personó en la oficina de la corporación y mantuvo la siguiente conversación con quien entonces era el consejero delegado de la entidad bancaria, Joan Pau Miquel.
El mando policial informó al directivo que el banco estaba amenazado de muerte. El mensaje fue claro: si estos banqueros andorranos no accedían a "hacer algo", el banco moriría y ya existía una empresa americana, dijo Barroso, dispuesta a quedarse con BPA.
Celestino Barroso: Yo soy el portador de un mensaje de Madrid.
Joan Pau Miquel: Sí…
CB: Me han dicho que le comunique, y al Sr. Higinio y al Sr. Ramón, que eran mis interlocutores, que Madrid me ha indicado… Me han dicho que le comunique lo siguiente: que el Banco de España le está haciendo una inspección a Banco de Madrid y se lo van a cargar y ya hay una empresa americana dispuesta a hacerse con el banco
JPM: Pero…
CB: Pero, me han dicho que les transmita que eso depende de ustedes el que se quede en nada, que se pare la inspección y que todo quede como está en la actualidad. Siempre y cuando ustedes accedan a algo que yo no sé de qué se trata.
JPM: ...Y usted es el inspector de la Embajada de España, ¿es policía?
CB: Sí, sí, yo soy inspector jefe de policía
JPM: Inspector jefe de policía, del Cuerpo Nacional de Policía
CB: Sí, sí, yo estoy aquí destinado como agregado de Interior… y esto es una misión muy mía.
JPM: Bueno, pero entiendo que esto es oficial ¿o no? ¿Tiene un carácter oficial todo esto que me está diciendo, o no?
CB: Vamos a dejarlo entrecomillado…
JPM: Ya… y bueno, pues, ¿Con quién me tengo que ver?
CB: Bueno, si a usted no se lo ha comentado el Sr. Higinio… yo particularmente no sé más, y aunque quisiera no sé más…
JPM: No, no, claro…
CB: Yo solo sé esa frase: que el Banco de España se va a cargar al Banco de Madrid y que hay americanos dispuestos a hacerse cargo una vez que el Banco de España le dé el hachazo, y que todo eso se puede paralizar siempre y cuando ustedes accedan… que está en su mano pararlo, en su mano. ¿Qué se le va a pedir? No lo sé. Yo le he dicho a Higinio, que yo, particularmente, desde mi punto de vista, hablar no cuesta nada. Que luego sobre la mesa se plantan una serie de papeles y la inspección esta famosa que me han dicho a mí que no se puede llevar a efecto porque hay una serie de defectos de forma porque fue y no ha lugar… pues, me levanto de la mesa y me voy. Que me plantean una situación que es real, que lo que me piden es perfectamente factible, que no hay ningún problema y yo puedo paralizar una cosa u otra, pues… hablar no cuesta nada…
JPM: Ya, ya…
CB:… siempre habrá tiempo de salirnos de la mesa… Oye señores, esto que me cuentan es una "bolinga", a mí no me interesa este asunto, yo sigo a mi ritmo, a mí no me interesa este asunto, o al contrario, muestran papeles que el Banco de España les va a sacudir, y que ustedes pueden evitar esta sacudida haciendo lo que se les pida, que no sé que será.
Esta conversación fue gravada en el despacho que Joan Pau Miquel tenía en la sexta planta de la sede central de BPA, en la Avenida Carlemany, en Andorra.
Chantaje sin castigo
Tras esta reunión en Andorra, los directivos de BPA fueron citados por la Policía española en el Hotel Villamagna de Madrid para descubrir por fin qué es lo que se requería del banco. ¿Y qué es lo que el policía nacional quería de BPA? Pues ni más ni menos que toda la información disponible en sus archivos sobre supuestas cuentas de la familia Pujol, de Artur Mas y de Oriol Junqueras. Balas de plata contra el procés en ciernes.
En este sentido, hay que decir que los únicos que eran clientes del banco andorrano eran los miembros de la familia Pujol, y lo eran desde 2010. Tras la intervención del banco en 2015, y el riguroso examen al que fueron sometidos sus ordenadores en la embajada de España en Andorra, no se han encontrado cuentas ni de Mas ni de Junqueras. Miquel no tenía nada que ofrecer.
Más cerca de la verdad
Villarejo y los suyos buscaron petróleo a cualquier precio para alimentar la maquinaria estatal contra la amenaza secesionista catalana. Por el camino casi dinamitan los pilares de Banco Madrid y directamente volaron por los aires los de BPA. Un daño colateral para los adláteres innombrables del estado español que zarandeó los pilares financieros de todo un país y aniquiló la reputación de decenas de empleados. Todo con la anuncia del gobierno de Martí y Cinca, cómplices, al menos por omisión, de oscuras maniobras internacionales y españolas que aún están pendientes de ser desentrañadas. Dicen que el juez García Castellón va a tomar cartas en el asunto. Ojo al dato.