La Guardia Civil es un cuerpo militar. Por lo tanto, a nadie le tiene que sorprender que la jerarquía y la disciplina, por decimonónicas que a veces nos parezcan sean, para sus beneméritos miembros es un estandarte.
¿Qué es la jerarquía? Le pregunté un día hace muchos años al entonces Teniente Coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Girona, Hilario Pérez Hervada.
Era una sábado, no más tarde de las 11 de la mañana. Estábamos en el patio de la comandancia solo a unos minutos de salir ambos, cada uno en su moto, a dar una vuelta de recreo por la costa brava.
- “¿Ves aquel que va por ahí?”, dijo el teniente coronel señalando a un tipo uniformado que pasaba por delante nuestro. Es un teniente (por lo tanto, un oficial). Y es la segunda vez que le veo con el uniforme sucio y desaliñado. Cuando volvamos recuérdame que le meta ‘un paquete’.
- “¿Eso es la jerarquía?”, pregunté arrugando del morro. “A mí me parece más el uso y disfrute del poder que ostentas”.
- “No es poder, es jerarquía”, replicó. “Porque hace una hora, mientras te esperaba, le he metido un puro por el mismo motivo a un guardia segundo. La jerarquía, Carlos, es una forma de hacer justicia”.
Pues bien, por lo que parece en la actualidad hay mandos de la Guardia Civil que parecen no tenerlo tan claro.
Por ejemplo, Diego Pérez de los Cobos, excoronel jefe de la comandancia de Madrid y coordinador del operativo conjunto policial durante el referéndum del 1-0. Pérez de los Cobos, por “orden jerárquica” aterrizó en Catalunya a mediados del 2017 y “por orden jerárquica” desplazó al Major de los mossos, José Luis Trapero, en las labores de coordinación del orden público en Catalunya que por ley compete a la Policía de la Generalitat.
En 2017 los jefes políticos de Pérez de los Cobos tocaban el pito y él acataba con marcial disciplina. Es verdad que sus jefes, por entonces, eran de su cuerda (o él de la de ellos) y cuando hay sintonía la sinfonía de la cadena de mando suena de maravilla.
Pero como decía Pérez Herbada, en lo bueno y en lo malo, la jerarquía ha de ser igual para todos. Ahora, cuatro años después, el Ministerio de Interior no confía en Pérez de los Cobos y ha hecho lo mismo. Con una diferencia: Trapero no se fue con su pataleta al juzgado de guardia sino que acató, como nos viene a decir la sentencia que le absolvió de sedición, dentro de los parámetros de la ley y según el cometido que tenía encomendado.
Pérez de los Cobos, no. El coronel destituido busco en la batucada españolista del PP los apoyos suficientes para generar el necesario ruido con el que ir al juzgado a denunciar al ministro Marlaska porque éste lo había cesado por pérdida de confianza.
Los tribunales acaban de dar la razón al ministro del gobierno socialista y Pérez de los Cobos, que ayer se relamía en las mieles de palacio, hoy friega platos en las reales cocinas. Es lo que tiene la jerarquía cuando es un estandarte.