Tres euros por una pasilla de éxtasis. Cuatro por un porro. La papelina de cocaína, depende del precio del mercado. Y sin moverse de la toalla. Así de fácil. La policía ha detectado la presencia de un verdadero ejercito de jóvenes que actúan como auténticos "comerciales" de diversos clanes criminales de narcotráfico en las populosas playas de Barcelona.
Reclamo turístico
Estos jóvenes buscan la clientela entre los turistas que eligen Barcelona y sus playas como punto de destino. "Actúan exactamente como lo han hecho toda la vida esos muchachos y muchachas que, con la mejor de sus sonrisas, repartían invitaciones para las discotecas entre la gente joven. Ahora no son invitaciones, ahora lo que ofrecen son monodosis de droga a precios de saldo y con la peculiaridad de que la llevan ahí donde el comprador se encuentra", ha explicado un alto mando de la Guardia Urbana de Barcelona (GUB).
La preocupación entre las fuerzas policiales es máxima: "No estamos hablando de un menudeo de droga, aunque se trate de dosis pequeñas las que circulan entre los camellos de la playa. Solo el año pasado y según los datos que nos ha referenciado la Guardia Urbana, estos clanes criminales habrían obtenido un beneficio de más de 400.000 euros, colocando la mercancía, dosis a dosis, a jóvenes turistas", ha explicado una fuente de la Fiscalía Antidroga de Catalunya.
Desde el Ayuntamiento se reconoce que la situación reviste una extrema gravedad porque se ha detectado que, incluso, algunos tour-operadores tratan de captar clientes en distintos países europeos, especialmente en Reino Unido, Alemania y Holanda, con la oferta de unas vacaciones en la Ciudad Condal donde el sol, la playa y la diversión están aseguradas y donde "se puede comprar de todo" con absoluta normalidad.
Inseguridad y redadas en narcopisos
No solo eso, fuentes municipales han pedido a la policía autonómica que extreme la persecución de los distintos clanes de narcotraficantes que operan en las áreas más turísticas de Barcelona y en especial en su fachada litoral. En estas zonas de la ciudad, son habituales las peleas a machetazos entre camellos de unas y otras organizaciones rivales por hacerse con el control de determinados espacios estratégicos para la venta del producto.
Por lo tanto, al problema de la salud pública hay que añadirle la sensación in crescendo de inseguridad que estos conflictos de orden público generan entre la ciudadanía. En este sentido, recientemente, los Mossos d’Esquadra y la Guardia Urbana protagonizaron una segunda macrooperación policial en el barrio del Raval, esta vez, con el objetivo de desmantelar esta mafia de lateros que había ocupado los antiguos narcopisos, desalojados el mes de febrero.
Dicha operación, efectuada a finales del mes de junio por más de 1.000 agentes de los dos cuerpos policiales, se saldó con 50 lateros detenidos y 105 personas identificadas. En el marco del macro despliegue policial se efectuaron 35 entradas en domicilios y locales de Barcelona, buena parte de ellos situados en el barrio del Raval. La gran mayoría de los investigados, algunos de ellos en prisión provisional, son de origen pakistaní y se dedican a la venta ambulante de bebidas. Aunque en realidad, esto sería simplemente una tapadera y el beneficio real se lo llevarían de la venta de drogas.
Por otro lado, un juez de Barcelona ha puesto la lupa en una de estas organizaciones que, de la mano de la Guardia Urbana, se ha podido desarticular tras meses de sigilosa investigación. Esta averiguación ha permitido conocer la estructura empresarial–criminal de estas redes de narcotráfico que han encontrado en las playas de Barcelona un mercado inagotable de negocio, bajo un manto de relativa y preocupante impunidad y que vienen actuando de forma explícita y a plena luz del día.
Estructura jerárquica de las mafias
El juzgado de instrucción número 7 de Barcelona tiene sobre la mesa diversos informes policiales que demuestran la estructura organizativa y jerárquica de estas mafias. La red está compuesta por un grupo cuantioso de "comerciales" conocidos por la policía como lateros. Estos contactan con los clientes a pie de playa, acuerdan la venta y se encargan, minutos después, de llevarles la mercancía.
En un segundo estrato se encuentran los co-lateros, camellos con una gran capacidad de movilidad entre las playas del litoral barcelonés y que llevan encima unas mínimas dosis de los distintos narcóticos, pero suficientes para satisfacer los pedidos puntuales que les formulan los lateros a pie de playa.
En un tercer y superior estrato se encuentran los supremos. Se trata de camellos que, desde narcopisos estratégicamente ubicados o desde vehículos, abastecen, a su vez, de mercancía a los co-lateros. Esta estructura de funcionamiento se lo pone muy difícil a la policía catalana y, aunque se detectan transacciones en el momento en que se producen, la cantidad que se incauta a los lateros es mínima o inexistente lo que hace muy complicado su persecución legal.
El juez que inició el año pasado esta investigación, detuvo a tres ciudadanos pakistaníes e incautó miles de pastillas de éxtasis, MDMA y Viagra. Los tres cabecillas de la organización se encuentran en prisión provisional y sin fianza. Desde la policía se reclaman cambios legislativos que endurezcan la carga punible contra este menudeo de drogas que, en realidad, insten, no es más que una forma nueva en la venta de estupefacientes.