A tan solo una semana para que se inicie el juicio contra los agentes de la Guardia Urbana, Albert López y Rosa Peral, acusados de asesinato por la muerte del también policía y exnovio de ésta, Pedro Rodríguez, la imputada nos ha concedido una entrevista exclusiva en la que reitera su "amor por Pedro", niega ser la autora material o intelectual del asesinato y reclama un juicio justo y no "seguir siendo víctima de un cruel juicio mediático".
Pedro Rodríguez desapareció el día 1 de mayo de 2017. Aquel festivo, la víctima, su novia, Rosa Peral, y las dos hijas de ésta, de 4 y 6 años, se encontraban en la casa que la agente tiene en la barcelonesa población de Cubelles.
A última hora de la noche, irrumpió en el domicilio Albert López, quien, según la agente, estaba "enfurecido, muy agresivo, como poseído. Saltó la valla de mi casa y al verlo así, me sobrevino el instinto de madre y me fui a la planta de arriba (se trata de un dúplex ajardinado) donde se encontraban mis dos hijas".
Todo hace indicar que Albert, exnovio de Rosa, se encaró con Pedro. "No sé exactamente que ocurrió, pero si sé que horas después, cuando Albert me obligó a bajar y a limpiar con lejía el suelo, Pedro ya no estaba. Albert me dijo que no hiciera preguntas y que si abría la boca iría a por mis hijas".
Versiones contrapuestas
Esa es la versión de Rosa Peral. Albert López declaró ante el juez que, cuando llegó a la casa (reconoce que saltó la valla), el cadáver de Pedro se encontraba ya en el maletero de su coche "goteando sangre". Según él, ella le había matado.
El fiscal cree que ambos, Peral y López, de forma acordada "se convinieron para acabar con la vida de Pedro y retornar a su anterior relación, juntos". El Ministerio Público pide, para Rosa Peral, 25 años y, 24, para López.
"Sí, son dos versiones. Las únicas dos versiones, pero la mía se corresponde con la verdad. Tengo ganas de enfrentarme de una vez al Jurado, de poder explicarme, de poder dar mi versión sobre las pruebas o indicios que hay, no sobre lo que se ha fabricado sobre mí", afirma ella.
¿Mujer fatal?
Rosa Peral se queja de que los medios de comunicación han dibujado de ella una imagen de mujer fatal, fría, calculadora, que no se corresponde con la realidad. "A Pedro le quería, le querían mis hijas, mis hermanos, mis padres. Teníamos un futuro por delante. ¿Alguien me puede decir qué motivo tenía yo para asesinarle? ¡Ninguno! Si se hubiera agotado el amor, por el motivo que fuera, con haberme separado de él, se habría acabado el cuento".
Peral insiste en que, quien sí tenía motivos objetivos para matar a Pedro Rodríguez, era Albert López, "Albert no soportó que yo le dejase. Su ego no lo pudo soportar y cuando nos veía en Jefatura, a Pedro y a mí, juntos, felices, sus celos se desbocaban. Nos amenazó de muerte por email, por WhatsApp... De hecho, si no me voy a proteger a mis hijas, aquella noche del 1 de mayo, cuando Albert entró como loco en mi casa, creo que hubiera acabado conmigo".
El fiscal pide para Rosa Peral 25 años de cárcel, uno más que para López. Considera que la agente orquestó y mató, con la ayuda de Albert, a quien era su novio, con el objetivo de retomar su relación con López, sin el impedimento que suponía la presencia Rodríguez.
Antes madre que policía
"La gente no entiende que antes que policía, soy mujer, y antes que mujer, soy madre. Mi instinto fue el de proteger a mis hijas y tardé 17 días en denunciar lo vivido, por ese miedo que me generaba Albert, un hombre muy agresivo, que me controlaba y que, no lo olvidemos, iba armado".
Dice la procesada que fue por culpa del desconcierto y del miedo que accedió a acompañar a Albert al pantano de Foix (Castellet i la Gornal, Barcelona), donde se encontraría, días después de su desaparición, el cadáver carbonizado de Pedro. "¡Yo no sabía que el cadáver de Pedro estaba en el maletero!", insiste la imputada.
Ganas de acabar
Rosa Peral insiste en que está ansiosa por poder explicarse ante el Jurado y ante la opinión pública. Reitera que desmontará todas las mentiras contra ella y acreditará que el supuesto trauma psicológico que algunos testigos atribuyen a sus hijas por lo acaecido aquella fatídica noche en Cubelles, "no existe". "Después de más de dos años —añade—, ahora puedo ver una vez al mes a mis hijas. Tendrías que ver lo felices que son, cuánto me quieren, como jugamos y como nos echamos de menos. De trauma, nada de nada".
Por último, Rosa Peral exige un juicio justo "y no un dictamen sexista porque haya tenido o dejado de tener diversas relaciones con hombres con anterioridad a los hechos. Eso no me convierte ni en mala madre, ni en mala profesional ni, mucho menos, en asesina. Yo a Pedro le quería y necesito, de una vez por todas, tranquilidad para poder echarle de menos".