Hemos tenido unas sesiones del Congreso sobre un tema de muchísima importancia para muchas personas de este país: la discusión de la ley de eutanasia.
De verdad que puede haber argumentos de todos los gustos: para oponerse, para apoyarla... pero lo que no puede haber es un debate en un Congreso de los Diputados como el que hemos oído con la derecha de este país. Es no entender nada, es pensar que desde aquí, desde este 'conglomerado de trifachitos' que se han unido para oponerse a todo, pueden calcular que los otros países (que ya tienen ley de eutanasia) son asesinos. Que se defiendan las ideas, pero que no se insulten. ¿Que un señor como Echániz, que ha hecho polvo la Sanidad en Madrid durante años con los recortes, ahora nos va a decir que estamos recortando la vida?
El morir dignamente es un derecho que no es solo de los viejos, es de personas que quieren acabar con un sufrimiento que es imposible de curar. Llega un momento en el que tienen derecho a decir: "No quiero seguir, no voy a tener curación, no quiero seguir luchando más tiempo". Y es un derecho que tiene que tener. Lo que estamos haciendo es que cuando a alguien le dan los medios para poder ejercer ese derecho no se convierta en un asesino, se convierta en un garantizador de derechos.
Pero las derechas no garantizan esos derechos, es más, se oponen a todos. Se opusieron al divorcio, luego se divorcian como quieren. Se opusieron al matrimonio homosexual, pues luego se casan con sus parejas. Es decir, se están siempre oponiendo a derechos que la ciudadanía quiere, que ellos se oponen y luego los ejercen con toda tranquilidad. Por lo tanto, olvidemos la hipocresía de este país y pensemos y reclamemos que la ciudadanía es la que tiene la garantía de los derechos y de su ejercicio.