Pablo Casado y su equipo se han propuesto resucitar a Ciudadanos. El acuerdo que han alcanzado para presentarse juntos en el País Vasco es ciertamente sorprendente. El partido naranja no tenía representación allí y ahora, gracias a Casado y su equipo, ocupará en las listas varios puestos de salida.

Los dirigentes del PP vasco daban por hecho con anterioridad que el resultado el 5A será malo. Ahora, además, algunos de ellos se quedarán sin representación para ceder su sitio a los de Inés Arrimadas. Podría parecer que Casado espera así conseguir alguna contrapartida para las elecciones en Cataluña. Pero Ciudadanos ya no está allí en la misma situación que cuando ganó las elecciones. Y, por lo tanto, pensar que así va a salvar los muebles, me parece un poco aventurado.

Para formalizar esta operación, Casado y su equipo han atropellado a Alfonso Alonso, es decir, han echado a su candidato a un mes de las elecciones. Prácticamente, Génova ha tratado mejor a Arrimadas que a Alonso. Curiosa estrategia política. ¿Qué Partido Popular quiere Casado construir en el País Vasco? ¿Cómo va a convencer a los ciudadanos de que Carlos Iturgaiz es ahora el candidato idóneo, después de haberle defenestrado en Europa poniéndole en un puesto de la lista sin salida?

Por otra parte, pactando con los que estaban en contra del concierto económico, ¿está diciendo Casado que comparte la teoría de Cayetana Álvarez de Toledo de que el PP vasco estaba siendo demasiado tibio con los nacionalistas? No sé, yo todo esto no lo veo como el prólogo de una gran y victoriosa estrategia política.

Por último, el mero hecho de no rechazar tajantemente, al inicio de las negociaciones, el pacto con Ciudadanos en Galicia me parece otra maravilla de la ciencia. Tuvo que salir Núñez Feijóo a poner pie en pared, por si acaso. El Presidente de la Xunta, según todas las encuestas, va a revalidar su mayoría absoluta por los pelos.

Si mete a dos o tres representantes de Ciudadanos en las listas, ¿qué garantías tiene de que a mitad de la legislatura no se van a enfadar y van a decidir, por ejemplo, pasarse al Grupo Mixto? ¿Qué leyes podría entonces aprobar? ¿Qué tiene que ganar una persona que lleva varias mayorías absolutas seguidas acogiendo a un partido que no tiene representación? Ni idea.

Quedan más de tres años para las próximas elecciones generales, si es que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias no se divorcian antes. Es un tiempo precioso para hacer oposición, salvo que decidas entrar en una espiral de autodestrucción, como están haciendo precisamente Casado y Arrimadas. El uno, porque está generando mucho malestar interno y hay quien tiene dudas de que sea el líder que necesita el PP. La otra, porque está en pleno proceso de celebración de un Congreso y parece que ha decidido entregarse a los populares. A ver cómo les sale el experimento.