El papa emérito Benedicto XVI fue enterrado el pasado jueves 5 de enero de 2023 en la cripta bajo la basílica de San Pedro del Vaticano. El funeral se realizó por el rito Ordo exsequiarum Romani Pontificis, tal como establece la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregisde 1996. La liturgia incluye "el ritual de los tres ataúdes". Consistió en guardar el cuerpo en un ataúd de madera de ciprés recubierto por dentro de terciopelo rojo, este ataúd se guardó dentro de un ataúd de metal, y este se guardó dentro de un tercer ataúd de madera de roble o de olmo sellado con clavos de oro y envuelto en cintas de seda de color púrpura.
Los materiales con los que construimos cualquier objeto responden a dos criterios fundamentales: función y símbolo. En ingeniería, arquitectura o diseño es evidente qué materiales se escogen según su utilidad. Así los pilares que soportan un edificio pueden ser de hormigón armado, los cables de un puente colgante pueden ser de acero, los platos de cerámica y los vasos de vidrio. Sin embargo en el arte los materiales suelen tener una importante carga simbólica. Así el oro puede simbolizar tanto el poder como la divinidad, y el acero corten puede simbolizar el paso del tiempo o la frontera entre lo civilizado y lo salvaje. La semiótica del arte es la disciplina que se encarga de interpretar el significado codificado en las obras de arte. Gracias a la química, en concreto a la ciencia de materiales, es posible profundizar todavía más en el significado poético de los materiales. Ese es el campo de investigación que he desarrollado en mi tesis doctoral en química.
Los ataúdes más humildes son cajas de madera de pino, de ahí surgen algunas expresiones coloquiales con las que nos referimos a la muerte. Como el pino es un árbol abundante, de crecimiento relativamente rápido y cuya madera es fácil de manipular, resulta práctica y económica. A menudo se usa la madera de pino en arte contemporáneo para representar la muerte. La forma de los ataúdes convencionales simboliza la cruz católica: la parte de la cabeza es más ancha y se estrecha hacia los pies.
En lugar de un ataúd de madera de pino, el primer ataúd del papa es de madera de ciprés, que también es una madera humilde. Los cipreses hacen alusión a la muerte porque son los árboles que más abundan en los cementerios. Hay varias razones por las que tenemos cipreses en los cementerios. Una razón es su longevidad. Es un árbol de hoja perenne que se mantiene siempre verde y no necesita cuidados especiales. Además los cipreses soportan bien los cambios de temperatura sin afectar a su color verde oscuro ni a su forma. La altura del ciprés sirve de cortavientos y se planta cerca de los muros del cementerio. Como su raíz crece en vertical y en línea recta, al crecer no daña las lápidas.
La madera de ciprés tiene los anillos más apretados que la madera de pino porque crece más despacio, por eso es más densa y resistente a la humedad. Estas cualidades hacen que la madera de ciprés sea idónea para construir barcos, revestimientos e incluso traviesas de las vías de ferrocarril. Se podría decir que la madera de ciprés es más funcional que ornamental, por eso se escogió para representar la humildad del papa Benedicto XVI.
No obstante, el ataúd de madera de ciprés está recubierto de terciopelo rojo, que simboliza lo opuesto a la humildad. El terciopelo rojo se usa tradicionalmente para representar el poder, lo valioso. En el pasado el terciopelo rojo estaba reservado para los tapizados reales y los trajes de la nobleza y el clero. El primer país europeo en fabricar terciopelo fue Italia en el siglo XIII. La técnica consiste en un telar especial que teje dos espesores de tela al tiempo unidos por finos hilos de seda. Una vez tejidos, la tela se corta por la mitad separándola en dos espesores, como al cortar una rebanada por la mitad para obtener dos rebanadas finas. Este corte ha de ser muy preciso y recto, porque cualquier pequeña asimetría en la longitud de los vellos de seda se aprecia como un llamativo defecto.
Una peculiaridad del terciopelo rojo es que se tiñe antes de ser tejido. Los primeros tintes rojos datan de finales del siglo XV. Primero se usaban tintes extraídos de plantas como la rubia roja, que era poco abundante y por tanto caros de producir. Y más adelante en América se descubrieron insectos como la cochinilla de la que se extrae el famoso tinte rojo carmesí.
El ataúd de madera de ciprés del papa se guarda dentro de un segundo ataúd de metal. El metal se utiliza para sellarlo herméticamente mediante soldadura. La madera es porosa, por lo que hay gases que pueden entrar y salir, sin embargo el metal funciona como una caja estanca. Suele ser de zinc, más bien acero galvanizado con zinc o incluso de plomo. De ese modo el oxígeno no penetra hacia el interior, lo que ayuda a preservar el cuerpo. Así tampoco se liberan los gases derivados de la putrefacción, algo que resulta útil cuando el entierro va a tardar varios días. Por eso los ataúdes de metal se utilizan para repatriar cadáveres, sobre todo los de zinc que son más ligeros. Son famosos por 'Los muchachos de zinc', el libro de Svetlana Alexiévich que narra cómo los miles de muertos soviéticos volvían a casa durante la guerra de Afganistán en ataúdes de zinc sellados.
El zinc se adhiere a la superficie del acero mediante la técnica electroquímica de galvanizado. El galvanizado consiste en un cátodo de acero y un ánodo sumergido en una disolución con sales de zinc, de modo que al aplicar corriente eléctrica los iones de zinc viajan hacia el cátodo y se depositan en su superficie. Así se crea una finísima capa de zinc sobre el acero que lo protege de la corrosión.
Este segundo ataúd metálico se guarda dentro de un tercer ataúd de madera noble, que suele ser de olmo o de roble. Tanto el olmo como el roble son maderas frondosas que proceden de árboles de crecimiento lento, por eso son más valiosas. Estas maderas representan el valor y la dignidad, de ahí que se use ese material para el ataúd visible del papa.
Tanto el olmo como el roble son maderas duras, por eso también se utilizan para fabricar parqués. La dureza de la madera se define como la resistencia del material a ser penetrado por otro. Para medir la dureza existen tres métodos clásicos, el ensayo de Brinell, el de Janka y el de Monnin, siendo este último el más utilizado y el que corresponde a la norma UNE 56-524. El método de Monnin consiste en aplicar una carga de 100 kilopondios (equivalente a 980,6 N o al peso de 100 kg) colocando un cilindro de acero de 30 mm de diámetro sobre una probeta de madera en dirección perpendicular a la fibra. La dureza de la madera vendrá dada por la anchura de la huella que deja el cilindro en la madera, que a su vez está relacionada con la profundidad de penetración. La dureza es la inversa de la medida de la penetración en milímetros.
Este tercer ataúd de madera se sella con clavos dorados, que son clavos de acero chapado en oro. El chapado se hace mediante una técnica de electrodeposición química semejante al galvanizado por la que se crea una capa superficial de oro de más de una micra de grosor que embellece la pieza de acero. La envoltura de oro dota a los clavos de distinción. En arte el oro se emplea con intenciones muy diversas. El oro puede representar el dinero, la ostentación y el poder. Y también puede significar lo divino, lo sagrado o lo trascendente. Esto es lo que representa en el ataúd papal.
El oro es un metal raro en toda la extensión de la palabra. Es raro porque es un bien escaso, de ahí su alto valor, es raro porque es uno de los pocos metales que se encuentran libres en la naturaleza, y es raro porque es de color dorado y no tiende a oxidarse, así que siempre se mantiene brillante, algo que no sucede con otros metales ornamentales como la plata. Su cualidad de raro lo convirtió en un material muy preciado, por eso a menudo los iconos religiosos se visten con oro.
Cuando cada uno de los tres ataúdes están sellados, el conjunto se envuelve con dos cintas de seda de color púrpura. El púrpura fue uno de los tintes más caros de la historia. En la antigüedad los fenicios lo extraían de unos moluscos que hoy en día están extintos. Era un color tan exclusivo que durante siglos en Roma estaba prohibido para todos salvo para el papa, los cardenales y el emperador. La vestimenta papal cambió a blanco con Pío V, pero el púrpura se mantuvo como el color de la cuaresma y el adviento para representar a Cristo, así como para las ceremonias más solemnes como el funeral de un papa.