"Fuma donde encuentres un cenicero" es el consejo que un fumador nipón da a los occidentales cuando estos preguntan dónde pueden fumar, algo cada vez más censurado en Japón.
Tokio y las principales ciudades han prohibido fumar en el centro, confiando a los amigos de la nicotina a unos cubículos de metacrilato en las calles más transitadas.
Lo curioso es que luego el tabaco es barato y los lugares donde echarse un pitillo bajo techo abundan: restaurantes de ramen, bares con horario a partir del cual se puede fumar, tiendas de conveniencia... Y llama aún más la atención el bajo precio del tabaco (entre 2 y 5 euros) y que se venda incluso en farmacias. Mensajes contradictorios para una sociedad que hace 40 años tenía un tabaquismo que alcanzaba a casi el 90% de la población masculina adulta y ahora se mueve en cifras del 30%.
Restringir el pitillo en las calles les ha funcionado, y seguro que se hará tendencia en el resto del mundo desarrollado. Prohibir esta de moda. Al tiempo.