Cuando eres incapaz de hacer tu labor y además te lo reprochan públicamente con datos objetivos puedes hacer dos cosas: recapacitar, rectificar y dejarte ayudar o seguir adelante obcecado aún cuando el camino hace tiempo que se acabó.
Bolsonaro es del tipo dos, pero con ínfulas. Como buen populista empachado de ego esconde su falta de acción e ideas con mucho humor cuñado y victimismo. Hay que conservar el mayor bosque del mundo por nuestra propia supervivencia y hay un político mediocre más preocupado en cutres chanzas sobre la edad de las mujeres que en legislar.
Igual no es el más indicado para gestionar la mayor fábrica de oxígeno del planeta. Esta semana se ha envuelto (otra vez) en la bandera del Brasil mientras su país arde. Todo para esconder su inoperancia.
Presidente: menos samba e más trabalhar.