Sombrilla, palas, cubos, protección pantalla total factor 50 para cara y cuerpo, paquete de Chetos, botellas de agua, simpática gorra, toallitas húmedas, pañales... bajar a la playa con el chaval requiere más equipación de la que en su día cargó por el amazonas Lope de Aguirre en busca del dorado.
Cuando al fin geolocalizas un hueco y plantas la sombrilla como los marines en iwo-jima el sudor te chorrea por los ojos. Empiezas entonces a levantar el campamento mientras vigilas que el chamaco no corra hacia las olas o salte sobre toallas ajenas. Minutos después he montado un campamento digno de Lawrence de Arabia y he conseguido que el churumbel no se aleje de un radio de metro y medio desde la sombrilla.
Le cojo en brazos para descubrir que ha desenterrado una colilla que se ha colocado en la boca a modo de gangster de guardería. Mira divertido mi cara de asco mientras la pasa de una comisura a otra cómo si fuera Lucky Lucciano lactante... le falta una copa de Chinchón en la mano.
Nuestra insolidaridad y dejadez esta convirtiendo las playas en una película de arena bajo la que enterramos toda la basura que no queremos recoger. Algún ayuntamiento ha tomado medidas...