Unos drones atacan unas instalaciones petroleras saudíes. Cae la producción temporalmente un 5%. Aunque las reservas de Riad y el resto de países cubren de sobra ese bache hasta recuperar el mercado en su totalidad, cunde el pánico (otra vez) en los sensibles mercados. Se dispara el precio del crudo y en breve tendremos la subida correspondiente en el surtidor más cercano.
La realidad es que al margen de la autoría del atentado, sus efectos son limitados y fácilmente reversibles. Algo que reconocen los propios jeques. Pero la mordida al repostar es inevitable y palmaria.
El oligopolio de las petroleras aprovecha para despertarnos de varios meses consecutivos de bajada en el precio de los combustibles. Viene Paco y su rebaja con la mano abierta y remangado hasta el codo. Sólo un motivo justifica la subida que nos va a aplicar tanto listo con balcones a la calle: la avaricia.