La verdad, me encantaría estar hoy aquí hablando sobre Juego de Tronos (GOT) y su último capítulo pero, francamente, aún no lo he visto. Lo veré esta noche.
Es una serie que en realidad nunca me ha gustado, solo vi la primera y la última temporada. Nada más. La primera por mi pareja de entonces y la última por la de ahora. Soy generosa. A mí sus tramas palaciegas no me apelan ni lo más mínimo, y fundamentalmente me parece una serie aburrida. Ellos hablan sin cesar, y me aburre, no conecto. Pero, aunque la serie no me guste, solo espero que haya terminado como Dios manda, y que los guionistas que han hecho que nos caiga fatal Daenerys ¿para cargársela al final?, hayan hecho de ese final algo para recordar.
Porque muchos, obsesionados con la serie, tras su final, caerán en la más profunda melancolía y depresión, en un abismo de tristeza, de dolor incomunicable, de amargura abrasadora. El peso de la vida se volverá a cada rato más insostenible. Muchos sufrirán una aflicción que hará eco en la posteridad de sus vidas y se convertirá en un trauma como un piano de cola cuyo duelo a lo mejor nunca sabrán superar. O peor aún, tras la fase de tristeza, y tras la de negación, llegará la de la ira y terminarán odiando la serie y a JON SNOW, que es un santo, porque YA NO HAY MÁS. Ni dragones, ni hostias. LA NADA.
Es por eso que mi cometido hoy es consolar a todos aquellos que de alguna manera se quedan vacíos, incompletos, en un océano letal sin esperanza, en una soledad caníbal, como decía Julia Kristeva. Entonces, emulando a Fraulein María en Sonrisas y lágrimas y su lista de cosas que le vuelven alegre cuando algo le atormenta y le entristece, pero a la inversa, yo te voy a decir una lista de cosas y gente que es mucho peor que el final de GOT. Ya verás como te voy a consolar:
Es peor que el final de GOT una posible victoria de Isabel Díaz Ayuso para gobernar en la Comunidad de Madrid. Me da igual que tenga una vis cómica sin igual, a lo mejor parecida a la de Esperanza Aguirre, por cierto la política más divertida ever. Me imagino a Esperanza en su palacio de Malasaña, en una cámara acorazada, de pie, con los brazos cruzados sobre el pecho como Batman, maquinando el momento de volver a esa luz pública de la que ella piensa que nunca tuvo que desaparecer. En cualquier caso votar a la derecha y que esta gane es peor que el final de GOT y peor que todo.
Es peor que el final de GOT la cantidad de espacios que se le dan a "cómicos" de medio pelo en los medios de comunicación, la radio y la televisión, superpoblada por hombres y más hombres "cómicos" que salen hasta de debajo de las piedras, con su humor de "cómicos".
- Es peor que el final de GOT esos hombres que no tienen amigas mujeres, que no contratan a mujeres, que no leen a mujeres…
- Es peor que el final de GOT ser autónomo, precario y que el futuro de esta, tu situación y la mía, se nos presente tan difuso y tan desalentador. Que alguien haga algo de una vez.
- Es peor que el final de GOT la obsesión por la juventud y por el triunfo.
- Es peor que el final de GOT no liberarte de las heridas de tu infancia e intentar que tu pareja compense ese sufrimiento, el cual, por cierto, jamás se acabará.
- Es peor que el final de GOT elegir restaurante con amigos vegetarianos.
- Es peor que el final de GOT los poetwiters,
- Es peor que el final de GOT la lechuga Iceberg.
- Es peor que el final de GOT no leer a Vivian Gornick.
- Es peor que el final de GOT que se te acabe el touche éclat
- Es peor que el final de GOT hacer una escapada romántica a un bonito Parador y que todavía no hayan renovado el mueble castellano.
- Es peor que el final de GOT hacer una escapada romántica.
- Es peor que el final de GOT que no vayas a Deforme Semanal (23 de mayo, Palacio de la prensa, ven a vernos, somos chisporroteantes)
- Es peor que el final de GOT, GOT.
Que Dios lo tenga en su gloria.