Andoni Ortúzar es un hombre sensato. Escuchándolo en la Ser, en Hoy por hoy, en la mañana del jueves, tras su reunión de la tarde anterior con Pedro Sánchez, apenas dejó resquicios para la esperanza en un acuerdo de gobierno pero muy satisfechas las expectativas de sensatez.
Apoyo sin concesiones, responsabilidad. Lo tiene claro, él y su organización centenaria, el PNV. Aitor Esteban repetía argumentos la mañana del viernes en Al Rojo Vivo. Uno y otro ofrecen una lección de sentido de Estado y, también, de defensa de la Constitución; a pesar de que el documento de las más de 300 propuestas del PSOE resbala por la Constitución territorial de España e ignora el grave y peligroso deterioro de su estado, no se desaniman.
Una lección general de defensa de la Constitución española, mientras que los que se autodenominan constitucionalistas andan por montes y barrancos, orillando, si no desafiando, el pacto constitucional de reparto de competencias, clave de bóveda de la convivencia de los pueblos del Estado. Los ataques a los consensos sobre libertades y reparto de competencias son el avemaría de la coalición de la oposición, desposados por el rito nacionalcatólico oficiado en la Plaza de Colón.
El mundo al revés, los demonios vascos al frente de la defensa de las libertades públicas y del ordenamiento constitucional para una mejor presencia de España en Europa y en el selecto club de las democracias.
La mañana me sobresaltó de tristeza. No hay manera. De repente, un hilo de esperanza, otro, de optimismo. Esta vez, Yolanda Díaz, portavoz de Unidas Podemos. No todo fue tan mal, hay tiempo, el diálogo, la reunión en sí, entre UP y PSOE, ya es positiva, afirmaba. Gran contraste con la aparición previa de la portavoz gubernamental, Isabel Celaá, palabras hueras. El relato, la salmodia diría, por no ofender a los murguistas, denominándola murga
Ya terminaron los días de los relatos, constataba Díaz. Tiene razón, la ciudadanía no se merece que los políticos duden, o no den por buena, su voluntad democrática expresada hace tan poco. Cuando la gente habla en unas elecciones, su palabra vale, y mucho, no hay que obligarlos a repetírnosla. No habrá, decía Diaz, el mismo clima en unas próximas elecciones que el conseguido cuando la ciudadanía, la progresista, detectó el peligro del regreso de las derechas radicales, crecidas por el ambiente, acompañadas por la extrema derecha sin complejos , para revertir libertades y dejar petrificadas las malas políticas del gobierno de Rajoy, cuya caída fue el primer episodio feliz de una serie deseada por la izquierda, tantas veces defraudada. Enfado en la calle, en la mía también, ya basta de torpeza política y arrogancia.
Yolanda Díaz me insufló optimismo, falta que nos hace, y madurez, más aún. Habla de principio de desatasco, ojalá, pero la tercera vía de Sánchez está sin concretar y suena a lo mismo, "te conozco bacalao aunque vengas disfrazao", dice la canción. Las ofertas siguen siendo tortuosas y difíciles, pero hay un optimismo moderado.
Y responsabilidad de Estado. En las instituciones y organizaciones del Estado, deben estar los mejores técnicos, los más capacitados. Eso después de oír que el PSOE -aun pienso que debe ser un error-, ofrece poderes en la CNMV, la Defensoría del Pueblo o el CIS. El PSOE parece no haber captado todavía el por qué su oposición llama a este último, el CIS de Tezanos. Nos ofrecen independientes, razonaba, para ocupar puestos políticos, y que pongamos políticos para puestos que necesitan ser liderados por profesionales capacitados e independientes .
Lo dicho, el mundo al revés, la sensatez viene desde donde se empeñan en decirnos que solo hay demonios y extremistas.