Hasta que las izquierdas pactaran en Portugal, no había conocimiento vulgarizado que supiera de otras coaliciones que no fueran aquellas que se reparten ministerios. Parece que fue ayer. Corrió mucho, sin crítica, Albert Rivera para pactar con Pedro Sánchez, vicepresidencia incluida; más corrió, si cabe, con mucha crítica, un Podemos, entonces venido arriba, que pidió un gobierno ya diseñado, con inteligencias incluidas. Nadie miraba a Portugal. Si acaso los predicadores del Armageddon que pedían con insistencia una gran coalición, petición hoy ausente, al mismo tiempo que se ha ido a negro su principal promotor, Felipe González. Tal vez porque la socialdemocracia alemana no levanta cabeza después de tanta coalición a lo grande.
En un hecho insólito, Moncloa ha editorializado, nota de prensa mediante, los resultados de la encuesta del CIS, para decir que no decía lo que decía , a saber, que la mayoría de los encuestados preferían una coalición de izquierdas. La razzia monclovita recuerda mucho a aquella madrileña de Tomás Gómez. En fin que la ciencia política se ha lanzado a explicar todas las suertes de coaliciones, incluidas las coaliciones sin coalición, que son algo así como la cerveza sin alcohol o las hamburguesas sin carne.
Ha faltado hablar de las coaliciones alimenticias, las que garantizan, no el bien de un país sino la subsistencia de los coaligados, bien por razones personales, ser ministro gusta , o por razones orgánicas. Sin poder, sin gobiernos , sin BOES, se vive mal. Te muestras débil y dejas de ser “Bigman”, es decir, proveedor de puestos, influencias y prebendas .
De todas las coaliciones alimenticias relucen las de Madrid, verbeneras donde las haya. Es fácil apreciar el poder nutritivo de las coaliciones capitalinas. Nadie recuerda ya eso de que gobierne la lista más votada y, menos, los gobiernos de perdedores.
Madrid es el gran chinero o la alacena de España, de su capitalismo de amiguetes, de palco y de papas con huevo. De Madrid se saca de todo, la la alacena da mucho de comer, y tanto PP como Ciudadanos por Madrid matan, frase castiza donde las haya . Da igual si ,de camino, martirizan al resto del Estado y corrompen los resultados de unas elecciones clarísimas .
Si hay que apoyarse en la extrema derecha, se hace. Son muchas nóminas, muchos cargos, obras y servicios. Son tiempos de nuevas mayorías, pero no sé. El PP está decidido a todo . Es el nutriente que necesita Pablo Casado . Albert Rivera tampoco le hace asco a la foto. Luego dirán que falsa. Solo Europa y sus intereses pueden frenar una decisión casi tomada .
Ciudadanos, apoyado o apoyándose en Vox, con foto o con mantel, tiene poca virtud en una Europa que se les hará menos habitable. Manuel Valls sabe de eso. Como también Luis Garicano que aspira a cotas elevadas en la UE y sabe que la tarjeta de la sociedad con Vox lo dejará contaminado .
Marejada en Ciudadanos, dicen que hasta tiene un ala progresista. A estas alturas ya saben que pierden fuelle en Andalucía y que el gobierno allí es cosa de un PP de la mano de Elias Bendodo. Hay quien sospecha de una alianza para un nuevo tiempo en Ciudadanos si tropieza con la extrema derecha. Quizá pronto veamos a Valls y Garicano caminar por la misma senda.