Hay un candidato, que no es Brad Pitt, que nos ha alertado de que "a Cenicienta la maltrataban su madrastra y sus hermanastras, que son todas esas feministas feas que les dicen a las mujeres españolas lo que tienen que hacer". Analizo el feísmo y pienso que habló el burro y dijo muu. Eso sí, a este señor le pagaremos un buen sueldo público entre todos a partir del domingo.
Lanzado el SOS de la Cenicienta, veo que no es la única animalada del momento. El partido del logo verde también nos alerta de que a nuestros niños les están calentando la cabeza para que se lo monten con animalitos: "¡Hablan de zoofilia!". ¿Quién? "¡Han entrado en todos nuestros colegios!". ¿Pero quién? "Los amigos de Isa Serra". ¿Y eso? "A nuestros niños con 8 años les dan cursillos diciéndoles que tienen que probar a ser niña, y las niñas a ser niños y les hablan de zoofilia…".
Madre del amor hermoso. Esto se nos va de las manos. Las fiestas del orgullo gay "habrá que sacarlas de la ciudad de Madrid" y a nuestros niños habrá que llevarles otra vez a dar clase a los monasterios para que no les hagan cochinadas. No como los amigos de Isa Serra y todos esos pervertidos, que les están invitando "a probar nuevas prácticas sexuales" y "les imponen la doctrina en los colegios con dinero público".
Hay quien piensa que son mensajes frikis y que la extrema derecha fue neutralizada en las pasadas elecciones generales. Ni mucho menos. Todos sabemos que habitan entre nosotros, han entrado y seguirán entrando en las instituciones. De los votantes depende si cada vez más. Este discurso hay gente que se lo cree y, por ahora, está ya en nuestro día a día. Con mujeres, homosexuales o inmigrantes en su punto de mira. Es de manual. Si suman, gobernarán. Lo vimos en Andalucía.
En general, el riesgo siguen siendo las políticas excluyentes y de confrontación. Lo estamos viendo en el inicio de la legislatura. Hay millones de ciudadanos con problemas para llegar a fin de mes, acceder a una vivienda, su sanidad o la educación de sus hijos. La política será un fraude para ellos, si el enfrentamiento, incluido el postureo patriotero, deja sus necesidades en segundo plano y hace que se nos vaya la fuerza por la boca.
Habrá nuevo gobierno y el domingo decidimos también en las autonomías, ayuntamientos y el Parlamento Europeo. Con un tablero político cada vez más fragmentado, necesitamos políticas de pacto. Acuerdos y no exclusión. Políticos de acción y no actores, ni teatreros. Dirigentes que estén a la altura de los desafíos de un tiempo nuevo. Que avanza, no retrocede. Urgen puentes y no dinamiteros. Soluciones. Cuentas y no cuentos.