Suena en la tele el discurso de Díaz Ayuso diciendo que su "único error fue fiarse de la izquierda", que "PSOE y Unidas Podemos politizan el dolor" y que "solo se han preocupado de construir un relato". Lo escucha Carmen, contratada por la Comunidad de Madrid al estallar la crisis del coronavirus, sanitaria que se ha jugado la vida para salvar miles de ellas, por mil euros mensuales, que ahora ha sido despedida, se ha quedado sin su enésimo contrato precario y ya piensa en irse de España de nuevo. Como tuvo que irse antes, cuando llegaron los recortes.
Hay sanitarios que oyen a políticos hablar de lo patriotas que son, pero estos profesionales de la sanidad tienen que irse del país, porque se quedan sin su empleo temporal después de habérsela jugado por miles de españoles. Carmen no entiende "que haya tanto político incompetente cobrando cinco veces más que yo y tengo que irme de España, pero ellos siguen ahí". Carmen nos habla de la cláusula de su contrato con la consejería autonómica madrileña, que tiene las competencias de sanidad, y que permite ese despido cuando ya no hay tanta saturación de enfermos: "Ahora estoy saturada yo, que tengo que buscarme la vida".
Hay sanitarios, como Carmen, que se sienten "como aquel papel higiénico que compraban en masa", porque "los políticos nos han usado para quitarles la mierda y ahora nos tiran por el retrete". Ella, como tantos otros, llegó a Madrid para curar a miles de enfermos en la peor etapa de la pandemia. Todavía hay muchos profesionales que cuentan que tienen pesadillas con pacientes que llegan al hospital y no hay camas, ni respiradores para atenderlos. El agobio, la ansiedad y la frustración no siempre se ven recompensados por la satisfacción de haber salvado tantas vidas. Hay momentos de bajón y más aún para quienes no saben si tendrán trabajo dentro de unos meses.
"Los sanitarios no somos héroes, somos currantes que también comemos, como todos, y necesitamos trabajo para vivir", me cuenta Carmen, molesta con que "en España no se nos valora" y solo "nos han usado con tanta foto de políticos en el hospital de Ifema, bailecitos, cancioncitas, pero poco sacan a los que ahora nos quedamos en el paro". Son profesionales que ya saben lo que es firmar decenas de contratos temporales en un año, sin ninguna estabilidad laboral y enormes dificultades para planear un proyecto de vida: "No queremos aplausos, queremos contrataciones decentes y que la gente no se olvide de nosotros, porque aquí pierden el culo por un futbolista, pero no por los sanitarios, que luego te salvan la vida cuando vas al hospital".
Carmen sabe lo que es trabajar desde la tres de la tarde hasta las ocho de la mañana, doblando turnos, sin descanso, protegiéndose con bolsas de basura, con síntomas sospechosos de coronavirus, con mucho miedo, sin test, con compañeros que no volvían "seguramente porque habían cogido el bicho", retirarse a descansar y dormir de día y muy mal: "Yo he llorado aquí sola en Madrid, que me vine de mi tierra, y no quiero que me graben cuando lloro, porque tampoco le interesa a nadie verme llorar". Carmen dice que "los enfermos y nosotros somos los protagonistas de esta película de terror, pero no quiero grabaciones, ni salir en la tele, ni periódicos, ni nada, que chupen cámara otros, que de eso saben más".
Hay últimas bromas con "Ayuso, que dice que es muy española y, en vez de defender la comida española tan buena que tenemos, les da a los niños comida basura, de pizzas o de lo que sea". Carmen se pregunta también por la "gestión criminal" que dice Vox que ha hecho Sánchez y por la vuelta a "la nueva normalidad" de la que habla el gobierno: "Criminal es pagar a tanto político que no había cotizado en su vida y mi nueva normalidad es que me voy al paro y que aquí, o cambian mucho las cosas, o vamos a ser miles de médicos, enfermeros, celadores, auxiliares, limpiadores y demás, que somos héroes de usar y tirar, porque aquí la foto se la hacen otros y el muerto al hoyo y el vivo al bollo".