Llevábamos semanas oyendo a Vox cargar contra el ingreso mínimo para los pobres. En estas que Francisco Serrano, líder y candidato del partido de Abascal en Andalucía, anuncia que deja la formación, acusado de fraude, pero se queda con el escaño, que le garantiza paga y aforamiento. Así de duro es impartir doctrina contra "los chiringuitos". Es más, Serrano asegura que toma estas decisiones para contribuir a "la necesaria regeneración que abandera Vox". Sí, seguro que todo es por la bandera.
La relación de Serrano con los dineros ya era tan extraña como que llegó a escribir que "la diferencia entre sexo gratis y pagando es que gratis te puede salir más caro". Fue su valoración tras la sentencia contra La Manada, que consideró "dictada por la turba feminista supremacista", "un torpedo contra la heterosexualidad, contra las relaciones libres entre hombres y mujeres", "hasta un gatillazo o no estar a la altura de lo esperado podría terminar con el impotente en prisión" y "la relación más segura será únicamente a través de la prostitución".
Más que sus tesis sobre gatillazos y prostitutas, interesa que Francisco Serrano nos explique lo de cobrar una millonaria subvención de dinero público por no hacer nada. La Fiscalía investiga su sociedad "Niebla" por presunto fraude de subvenciones al percibir casi 2,5 millones de euros para un proyecto empresarial que supuestamente ni llevó a cabo con su socio, ni devolvieron la pasta. Presuntamente, en la empresa de nuestro hombre obsesionado con las denuncias falsas de las mujeres, también falsearon el capital social para conseguir que les subvencionaran.
Francisco Serrano es otro de esos fervientes devotos que lleva tiempo advirtiéndonos de los peligros de las fuerzas del mal. Justificó su entrada en Vox citando a Burke y a Luther King: "Para que triunfe el mal, solo es necesario que los buenos no hagan nada". De eso parece que se trataba, de no hacer ni el huevo, pero llevárselo caliente. Y ríase la gente. Y eso que venía a liberarnos de "la mugre y la falta de valores y principios". Ya logró compatibilizar el sueldo de parlamentario con su despacho de abogado. Ahora, seguirá en el Parlamento, donde se le ha visto bien poco, pero lo hará por España.
Cobrar de un chiringuito por no hacer nada es algo que Abascal practicó en el Madrid de Esperanza Aguirre. Hacer campaña contra los aforamientos y luego seguir como aforado lo vemos en el caso de Serrano. Y con buen sueldo. Así se lo monta el hombre que nos dijo que la amenaza para nuestra sociedad son las "feminazis", "el hembrismo", "la ideología de género que está desangrando a la sociedad española" y busca la "destrucción de la familia". Yo diría que más bien nos desangran y nos destruyen estos abusos y privilegios.
Entraron en el Parlamento andaluz pidiendo los nombres y apellidos de los trabajadores de las Unidades contra la Violencia de Género. Decían que eran chiringuitos. La renta mínima para los pobres, dicen que es "la paguita". Que nos expliquen qué es el caso de Francisco Serrano, ese machito que afirmó: "Yo no soy político. Soy un defensor de la nación española, los valores familiares y provida. Quiero servir a España en la política". Para vida la que se dan algunos, que empiezan por servirse a sí mismos.