No hay cuenta de Instagram de un buen foodie o "entendido" en nutrición, ya sea profesional de verdad o un "coach" que nos da sus consejos de alimentación para estar como ellos (de las horas que está en el gimnasio parece que no nos habla), que no tenga una tostada o una ensalada, bien colocadita para la foto, que no tenga un aguacate como protagonista. Es el fruto del momento. Un presunto crisol de propiedades y nutrientes. El oro verde. Y lo de oro no solo se refiere al valor nutricional, si no también a su precio en el mercado. Pero nadie dijo que la salud iba a ser barata.
Hace unas décadas era un gran desconocido en Europa. Algo exótico y que se veía rara vez en los supermercados. Hoy en día no falta en cualquier rincón donde se venda fruta y verdura. Tal es su popularidad en Europa, que se calcula que en México crece su producción y venta un 15% cada año. De hecho, en Estados Unidos se calcula que cada habitante consume al año 30 kilos de aguacate.
¿Qué aporta el aguacate?
Superalimento. Ni más ni menos es el adjetivo que se la ha puesto a esta fruta. Siguiendo la estela de Marvel o DC Comics. De él se dice que baja el colesterol, que es antioxidante y que aporta más potasio que un plátano (¡que un plátano! Pero, ¿había otra fruta que nos aportara potasio? -ironía-) ¿De verdad es tan maravilloso este alimento? Si nos fijamos en una tabla de composición de alimentos (esos libros y bases de datos que tanto consultamos los nutricionistas, donde está la composición de todos los alimentos que nos llevamos a la boca) vemos que, efectivamente y como estabas pensando, es una fruta que es muy rica en grasa. Concretamente en ácidos grasos monoinsaturados (los buenos, los que bajan en colesterol LDL y suben el HDL). Pero es que además contiene vitaminas como la A, la E o la vitamina C, grandes antioxidantes que neutralizan los radicales libres en nuestro cuerpo (entre otras cosas).
De minerales tampoco anda corto. Además de aportar casi 400 mg de potasio por cada 100 gramos de aguacate, nos aporta calcio (perfecto para los huesos), magnesio (un buen aliado para combatir el cansancio y la fatiga) y fósforo (también bueno para los huesos o para el rendimiento intelectual). Vamos, un revitalizante en forma de fruta y que encima está muy bueno, con esa textura que tanto nos encanta para untar en las tostadas de por la mañana.
¿Es sano el aguacate?
Con todo lo que aporta, difícilmente podemos decir que el aguacate no sea sano, ¿no? Además, toda la propaganda y artículos, vídeos y post que se le han dedicado parece que coinciden: el aguacate es el alimento de moda en todas las dietas sanas y saludables. Y como esto es España, si el aguacate es sano, pues dos aguacates al día y frescos como una rosa. Puede ser una manera de verlo. Pero otra, la que por lo menos a mí me enseñaron cuando estudiaba nutrición, y la que muchas veces se pone de manifiesto cuando se hacen estudios científicos es que ningún alimento es sano por sí solo. ¿Ninguno? Ninguno.
¿Cómo puede ser esto posible? Fácil. Imaginemos el contexto y tendremos la respuesta. Por muchos aguacates que comas, si el resto de tu alimentación es desastrosa, lo siento, pero no tiene el poder de corregir lo que estás haciendo mal. Es decir, que esa ensalada a la que has añadido aguacate si, además, también lleva salsa césar, unos croutons de pan tostado, lascas de queso parmesano (valga la redundancia, porque la salsa césar ya lleva queso parmesano), beicon frito, un buen puñado de nueces (de esos que se cogen haciendo "cuenco" con la mano) y un largo etcétera de cosas, poco puede hacer el aguacate para arreglar semejante bomba de calorías y grasas juntos. Vamos, que al final lo verde casi está de forma testimonial para decir que eso que tomas es una ensalada.
De repente, hemos convertido un presunto "superalimento" en un plato que puede llegar a engordar más que una hamburguesa con queso. Sí, como lo oyes, que una hamburguesa con queso. ¿Para que me sirve este ejemplo? Para recordarte algo que deberíamos tatuarnos todos cuando hablamos de nutrición: los alimentos no son sanos o insanos por ellos mismos. Lo que es sana o insana es la alimentación. Es decir, lo que comes durante el día, la semana, el mes, durante el año, … Es lo que al final, haciendo cuentas, es sano o no. Lo que nos hace engordar o no. O lo que hace que seamos más propensos a que aparezcan enfermedades asociadas a una mala alimentación.
Puede que desde aquí hayas dejado de leer. Pero, esto que parece de perogrullo, parece que se nos olvida cuando decimos que el aguacate es sanísimo o que el azúcar es malísimo. Todo dependerá de dónde pongamos ese aguacate, o de dónde venga o de la cantidad de azúcar que consumamos. Resumen: los superalimentos no existen. Y el aguacate no es una excepción. Ahora bien, no te desanimes ni desesperes. Es verdad que existen ciertos alimentos que nos ayudan más que otros a hacer una dieta equilibrada, variada y suficiente (¿cuántas veces has oído que hay que comer así pero no sabes a qué se refiere exactamente?). Y el aguacate puede ser uno de estos.
Si tiene tanta grasa, ¿por qué no engorda?
No todo son calorías y grasas en la nutrición. De hecho, hay una frase que dicen algunos de mis compañeros dietistas que me encanta: no cuentes calorías, haz que las calorías cuenten. Me gusta porque es verdad que no todas las calorías son iguales. Unas vienen cargadas de nutrientes y otras vienen “vacías”, es decir, que no aporta nada más que energía.
Lo de no contar calorías no lo veo tan claro, ya que podemos caer en el otro extremo: como algo es bueno y no nos preocupan las calorías, pues nos lo comemos a puñados. Por ejemplo, las almendras tostadas sin sal. Es verdad que aportan grasas cardiosaludables y una buena ración de vitaminas y minerales. Pero si nos comemos medio kilo cada día, ya te digo yo que te van a contar las calorías, y mucho.
¿Qué hacemos entonces? Comer aguacate, pero con cabeza. Medio al día. El otro medio puede echarle un poquito de limón por encima para que no se oxide, guardarlo en una fiambrera y, ¡a la nevera! Que hasta mañana te aguanta. Y si se oxida, tampoco pasa nada porque se puede comer perfectamente.
De hecho, investigaciones con esta cantidad de aguacate parece que reducen hasta en un 40% el deseo de picar algo las 3 horas siguientes de comerlo. O lo que es lo mismo: el aguacate es un saciante maravilloso. Hecho que compensa la cantidad de calorías que aporta (es de las frutas que más calorías aporta). Pero si comemos medio, y encima me evita los paseos procesionales de ida y vuelta a la nevara, las calorías que aporte, bien aportadas están.
¿Y la grasa que aporta? Como ya habrás leído por todo internet, es grasa cardiosaludable. Lo que quiere decir que, en sustitución de otro tipo de grasas (de nada sirve comer grasas no cardiosaludables y, además, ponernos hasta las cejas de grasas "buenas"), previene la aparición de posibles enfermedades cardiovasculares. Pero es que también la grasa retrasa la aparición del hambre, por lo que doble acción de evitar el visitar la despensa de casa "a ver qué tenemos".
Por lo tanto, aguacate si, pero dentro de una dieta equilibrada y una cantidad razonable. Porque cada vez que oigo decir a alguien, todo orgulloso de él, "yo cada día me como dos aguacates como mínimo, porque son muy sanos", una parte de mi cerebro llora amargamente y piensa: "pero, ¿qué estamos enseñando a la gente los dietistas-nutricionistas?"