Qué son los probióticos
Los alimentos probióticos, aparte de nutrirnos, nos aportan microorganismos vivos que (presuntamente) favorecen nuestra salud intestinal y mantienen sana nuestra flora. Nada nuevo en el frente. No es ninguna novedad. Lo sabemos. Nos lo han repetido hasta la saciedad. En la prensa, en los anuncios de televisión, en los blogs y de la mano de las voces más expertas (y no tanto) en nutrición.
Y estos microorganismos están presentes de forma natural en nuestro cuerpo aunque su presencia se puede potenciar con algunos alimentos, los más conocidos son el yogur, el queso y el kéfir. La característica en común de casi todos ellos más allá de sus bacterias y los beneficios que nos aportan: TODOS son de origen animal.
Alimentos probióticos para veganos
¿Y los veganos? ¿Quién piensa en ellos? ¿No tienen derecho a cuidar su flora intestinal? ¿Están abocados a días sin expulsar correctamente sus heces? ¿Es este otro ejemplo junto la vitamina B12 donde la suplementación entra en juego en sus vidas y su día a día? No tiene por qué, si sabes cómo.
Hoy quiero enseñaros que los probióticos no son exclusivos del mundo animal. Y aunque seguro que más de un ejemplo ya lo conocías, espero que al menos alguno de ellos te sorprenda, lo incluyas en tu alimentación y disfrutes descubriendo nuevos horizontes en tu dieta. Da igual si eres vegano, vegetariano o flexitariano… lo importante es cuidarte respetándote a ti y a los demás.
Como decíamos el yogur, el kéfir o el queso son alimentos fermentados, y de ahí que tengan una carga de fermentos que son los responsables de su poder probiótico, es decir, aportar bacterias beneficiosas para nuestro tránsito intestinal. Teniendo en cuenta esto, hay otros alimentos que no son de origen animal y que también aportan probióticos a nuestra flora intestinal. Son los siguientes:
Aceitunas aliñadas
Las aceitunas pasan por un proceso de fermentación láctica que hace que se reblandezcan y que se conserven frente a microorganismos que pueden degradarlas. El agua de las conservas de aceitunas, especialmente las que se aliñan con hierbas aromáticas, son ricas en estas bacterias propias de la flora intestinal.
Y en general, pasa lo mismo con todas las verduras encurtidas como las banderillas, los pepinillos o las cebolletas...
Chucrut
Hay otras alternativas un poco más exóticas, como el chucrut que es col fermentada y cuyo consumo es muy frecuente en el centro y norte de Europa. Si no se calienta y se come en frío conserva todas las bacterias lácticas y su función probiótica.
Kimchi
Es la versión coreana del chucrut y se hace con col china, a la que se le pueden añadir pepinillos, ajos o sazones ,más o menos picantes...para los paladares más atrevidos.
Miso
Muy típica de Asia, es una pasta fermentada del hongo koji. Se utiliza principalmente con soja, y, a veces con pasta de arroz y otros cereales. Se puede emplear como condimentos de otros alimentos o para la famosa sopa que lleva su nombre. Contiene bacterias que acompañan a este hongo, actuando como probiótico.
Tempeh
El tempeh es una pasta de habas de soja fermentada, en este caso con otro hongo diferente para conseguir un alimento en forma de torta. Como buen alimento fermentado si no se calienta es un perfecto probiótico para dietas sin alimentos de origen vegetal.