Otra vez tenemos que hablar de un alimento que se pone de moda. Aunque esta vez tiene dos importantes diferencias: ni es "nuevo", ya que es una vieja conocida de hace unos años, y se ha vuelto a poner de moda "gracias" a que una famosa cadena de supermercados ha lanzado un complemento con este ingrediente a un precio relativamente bajo.
Hablamos del alga espirulina. Y me refiero a "precio relativamente bajo" porque en función de lo que obtengamos de este alga, podemos decir que es muy barato, o que los casi 4,50€ que vale la caja son demasiados euros para lo que de verdad aporta respecto a todo lo que prometen los defensores de su consumo.
¿Qué es la espirulina?
La espirulina es una microalga. Es decir, una cianobacteria o microorganismo unicelular, que se caracteriza por su famoso color verde azulado. Tal es así, que es capaz de teñir muchos de los platos que se elaboran con ella. Hasta tal punto que no hace muchos meses se puso de moda en la red favorita de fotografiar comida (Instagram) la "mermaid toast". O dicho en castellano, la tostada de sirena, gracias a su colorida presentación a raíz de este alimento.
Normalmente la vamos a poder encontrar en polvo o en pastillas (y cápsulas) y se utiliza frecuentemente como un complemento dietético entre deportistas, personas que quieren bajar de peso o, simplemente, personas que quieren comer de forma "natural" y sana. De hecho, muchos se empeñan en denominarla "superalimento", aunque, como ya hemos hablado varias veces en este blog, ese termino es más marketing que científico, ya que ningún alimento por si mismo posee ningún superpoder. Por mucho que nos empeñemos.
Composición nutricional de la espirulina
Gran parte de su fama se debe a su alto contenido en proteínas. Aproximadamente suponen un 60% de su peso. Pero además es rica en vitaminas como la B1, B2 y B3, y en minerales como el cobre o el hierro. Es verdad que también tiene cantidades representativas de otros nutrientes esenciales como el magnesio, potasio, manganeso, vitamina E, y antioxidantes como los betacarotenos.
Todo ello en muy pocas calorías. Se calcula que una cucharada de polvo de espirulina podría llegar a aportar no más de 20 kilocalorías, teniendo solo alrededor de 1 gramo de grasa, donde se incluye un aporte considerable de omega-3 y omega-6.
Aunque si por algo se hizo famosa en sus tiempos fue porque se llegó a decir que era una gran fuente de vitamina B12. Algo que, hasta entonces, se decía que solo se podía obtener de alimentos de origen animal. Imaginemos la revolución que supuso esa afirmación en el mundo vegetariano y vegano: una fuente vegetal que (presuntamente) aportaba la vitamina que más quebraderos de cabeza les daba y un punto por donde siempre les había atacado. Aunque no paso mucho tiempo cuando la ciencia salió al quite y aclaró que no era vitamina B12 como tal, si no un análogo. Es decir, se parece mucho, pero no es. O dicho de otra manera, esa sustancia parecida a la vitamina B12 no hacía ningún efecto parecido ni de lejos. Es decir, no valía como fuente de esta vitamina.
Propiedades de la espirulina
Como alimento, es verdad que es una fuente de proteínas, vitaminas y minerales para tener en cuenta. De hecho, su contenido en antioxidantes y ácidos grasos esenciales omega-3 y omega-6 hacen que pueda tener potenciales efectos antioxidantes y antiinflamatorios. Pero como suele pasar en estos casos cuando un alimento se pone de moda de la noche a la mañana, no tenemos suficientes estudios ni evidencia científica como para que lo podamos asegurar “a ciencia cierta”.
Al menos estos "beneficios" potenciales son lógicos. Pero si se le ha tildado de "superalimento" es porque de ella se ha dicho mucho más. Desde prevenir el cáncer, hasta reducir el colesterol LDL (el malo) y los triglicéridos, prevenir la diabetes tipo 2, reducir la tensión, o ser eficaz contra la anemia.
Dejando a parte lo de prevenir (y mucho menos curar) el cáncer, cosa que no está ni de lejos demostrada, el resto de supuestas propiedades, hoy en día, estamos en la misma situación: no se ha demostrado con suficiente evidencia científica y ningún organismo científico nacional ni internacional reconoce estas propiedades. De hecho, repitiéndome, ningún alimento por si solo es capaz de dar estos beneficios, si no que lo hace la dieta, el conjunto de lo que comemos. Estaría por verse la primera vez que un alimento el solito es capaz de darnos todo esto que nos prometen.
Además, hay que sumar un factor importante cuando vemos las investigaciones que hacen con ella: la dosis. Muchos de los estudios son con unas dosis tan altas y concentradas que sería casi imposible incorporarla a la dieta y el día a día normal de una persona, por lo que, incluso suponiendo que fuera capaz, no podríamos conseguirlo por la cantidad que se necesitaría, al menos, consumiéndola como alimento.
Precauciones de la espirulina
Si después de leer lo anterior se te ha pasado por la cabeza el tomarte "megadosis" de esta alga, antes de hacerlo, te recomiendo que leas lo siguiente. Porque no hay alimento "mágico" sin su "pero", y esto no podía ser menos. El primero, la grandísima cantidad de yodo que contiene.
Es tal la cantidad de yodo que aporta, teniendo en cuenta que nuestro organismo no está acostumbrado a estas dosis (todo lo contrario a los asiáticos, que al llevar muchas generaciones consumiendo algas su cuerpo está acostumbrado), que puede causar trastornos a nuestro tiroides, llegando a causar hiper o hipotiroidismo.
Tampoco debería tomarla las personas que padezcan fenilcetouria, ya que contiene fenilalanina. Además, tampoco se recomienda para personas con enfermedades autoinmunes y si estamos tomando alguna medicación, tener mucho cuidado ya que puede haber interacciones con los medicamentos. Por eso, antes de empezar a tomarla, lo mejor es consultarlo con nuestro médico o farmacéutico.
Por último, las algas en general, al ser originarias de un medio marino, pueden acumular metales pesados como el arsénico, por lo que es muy importante adquirir este alimento de fuentes fiables y que estén bien controladas por nuestro sistema de vigilancia de alimentos que depende de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), del Ministerio de Sanidad y Consumo.
Por estos motivos, y a hasta que la ciencia avance y haya muchos más estudios, a día de hoy la recomendación es prudencia y evitarla en caso de que tomemos medicamentos que aumenten los riesgos de hemorragia, mujeres embarazadas, en periodo de lactancia y niños, así como personas con hiperuricemia, hipertiroidismo, fenilcetouria o enfermedades del hígado o auntoinmunes.