Ni pan para parar un tren, ni postres lácteos, ni mucho menos rebozados, fritos y ultraprocesados entre 6 y 10 veces al día. A estas alturas ya tiene que quedar claro que la noticia que saltaba hace más de una semana de unas presuntas recomendaciones de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición habían sido totalmente malinterpretadas.
Dicho de otra forma, no hay excusa para aumentar el consumo de alimentos ultraprocesados o que se consideran de consumo ocasional, moderado, incluso opcional. Pero aclarado este punto, es verdad que una incógnita queda en el aire: entonces, ¿qué hacer si tenemos que comer cuando padecemos COVID-19 y tenemos síntomas como la disminución del apetito o tenemos el olfato y el gusto alterados? Porque, en estas circunstancias, un plato de acelgas cocidas no es lo que más nos puede apetecer.
Enriquecer la dieta con COVID
Como hemos dicho, las recomendaciones que se malinterpretaron eran para pacientes con desnutrición o con riesgo de padecerla. En estos pacientes, sea por la causa que sea, está comprometida la ingesta, y con ello, el número de calorías y/o proteínas que comen cada día. Lo que se ha demostrado que empeora el estado inflamatorio causado por el coronavirus.
Aunque no todos los casos llegan a estos extremos, es verdad que enfermos de COVID no tan graves también sufren una disminución en la cantidad de comida que llegan a ingerir, bien porque no les apetece comer al estar enfermos o con fiebre, o bien porque se producen alteraciones del gusto y del olfato.
Sea cual sea la causa, si vemos que una persona está comiendo menos y que puede llegar a ser una cantidad tan pequeña que puede comprometer la salud y el proceso de pasar la enfermedad, podemos seguir algunas recomendaciones para enriquecer los platos y preparaciones que esta persona consume. De tal forma que aseguremos la cantidad de calorías, proteínas o micronutrientes, como vitaminas y minerales, que consume y proporcionarle todo lo que necesita para superar la enfermedad. Ojo, sin pasarse porque también sabemos que el exceso de peso juega en contra, aumentando la inflamación.
En el caso de las calorías, se trata de que la persona consuma las que necesita cada día, no más. Dicho de otra manera, la estrategia es darle más calorías en la cantidad de comida que esta persona tolere. El objetivo es aportar calorías de calidad, es decir, calorías que vengan acompañadas de nutrientes. Para ello podemos aumentar la cantidad de aceite de oliva virgen extra que añadimos al cocinar los platos, o también con nata. Otra opción es el pan integral (mejor que el blanco, ya que tiene muchos más nutrientes).
Con respecto a las proteínas, es importante que el paciente o la persona que está padeciendo COVID consuma la cantidad de proteínas que necesita porque todo nosotros somos proteínas. No solo los músculos, las células de defensa también son o están hechas a base de proteínas. Pero de la misma manera que con las calorías, se trata de aportar calorías de calidad. Por ejemplo, añadir huevo a las recetas, o leche a las cremas de verduras, es una buena manera de aportar todos los aminoácidos que el cuerpo necesita con un poder de saciedad moderado. Porque si ya se come poco estando enfermo, lo ideal es darle alimentos muy ricos en nutrientes pero que no le sacien rápidamente.
Por último, siempre, siempre, siempre hay que aportar las vitaminas y minerales que necesitamos de forma diaria. Es uno de los puntos más importantes para que el cuerpo funcione bien. Y la mayoría de ellas están en los productos de origen vegetal. El problema es que suelen ser muy ricos en fibra, lo que aumenta el poder de saciedad y aportan pocas calorías y proteínas (salvo legumbres y frutos secos).
La clave está en el sofrito. Todas las preparaciones que hagamos (ya sean lentejas, guisados, estofados, …) deberán llevar muchas verduras: tomate, ajo, cebolla, calabacín, pimiento rojo, verde, puerro, etc. Todo triturado es un 'fondo' perfecto para cualquier receta y nos asegura un aporte de micronutrientes perfecto para estas personas. Además, los purés de verduras son fáciles de tomar y podemos hacer un 'chute' de vitaminas y minerales, incluso mejorándolo si lo enriquecemos con leche o aceite de oliva).
Alimentos para la pérdida de olfato y gusto
El problema común de este coronavirus es la alteración y pérdida del gusto y el olfato. Algo que hace que comamos menos de lo poco que ya se come cuando una persona está enferma y con fiebre. Pero necesitamos comer sano y lo más normal posible para poder tener un cuerpo fuerte que enfrente la enfermedad.
Para solventar esta situación hay algunos trucos que se han utilizado en las cocinas de los hospitales para aumentar la cantidad de comida que apetece comer cuando estamos enfermos y hemos perdido el gusto o el olfato. Como, por ejemplo, aumentar la condimentación de los platos con especias o hierbas aromáticas. Cuidado con el caso de la sal, que es verdad que es un potenciador del sabor, pero ya sabemos que no debemos pasarnos para cuidar nuestra tensión arterial.
También podemos elegir sabores fuertes, como el queso curado o el jamón, que al mezclarlos con verduras o cremas potencia su sabor. Sumado a lo anterior, también ayuda elegir alimentos líquidos o jugosos, ya que se favorece la disolución de los sabores en la boca y la entrada de estos en las papilas gustativas. Algo que seguro agradecerá la persona al poder saborear más la comida que ingiere.
Elegir alimentos templados o calientes también ayuda. Algunos estudios concluyen que los alimentos con sabor dulce o amargo se ven potenciados si se consumen un poco más calientes que a temperatura ambiente. Y para terminar, ponerle cariño y cuidado a la presentación de los platos puede también ser una buena herramienta. La forma, el color o la textura a la hora de hacer nuestras recetas puede estimular para bien nuestros sentidos como la vista o el tacto en la boca y hacer más agradable el momento de la comida.
En resumen, hay que poner más cuidado que nunca para hacer que cada bocado de la persona enferma cuente, ya que necesitamos que nuestro cuerpo esté bien nutrido para que esté bien armado frente al coronavirus. Y si te fijas, está muy alejado esto de las presuntas recomendaciones que hace un par de semanas revolucionaron las noticias nutricionales del COVID.
Salud, y buenos alimentos.