Parece que no hay verano sin vacaciones, ni sin un brote de algún virus o bacteria que ocupa las portadas momentáneamente de los informativos y periódicos. En este caso, parece que la noticia se centra en Mojácar, donde un brote de gastroenteritis ya ha afectado a más de 110 personas en un hotel.
Aunque tradicionalmente estamos acostumbrados a que estén relacionados con alguna partida de alimentos en mal estado, esta vez parece que la comida poco ha tenido que ver. Según las investigaciones, el responsable del brote es el norovirus, donde los afectados presentan una sintomatología leve, con náuseas, diarrea y vómitos.
Estos virus suelen estar relacionados con el consumo de agua o alimentos contaminados, pero no es exclusiva la contaminación por esta vía. También el contacto con superficies contaminadas puede ser suficiente motivo para contraerlo. Y, aunque de forma frecuente suele remitir a las 24-48 horas, en algunas personas también puede darse una infección grave, especialmente en niños y personas de edad avanzada.
Los síntomas más comunes suelen ser los que se están presentando en este caso, como diarrea, náuseas, vómitos y dolor estomacal, pero es frecuente también que aparezca fiebre, dolor de cabeza o dolor generalizado en el cuerpo.
El tratamiento incluye descansar y beber abundante líquido para prevenir la deshidratación típica de estos síntomas, ya que no existe un medicamento que trate específicamente al norovirus. Y, como con el conocido coronavirus, la forma de prevenir su infección comienza con una buena higiene de manos y un uso higiénico de los alimentos cuando se cocinan, evitando la contaminación cruzada con alimentos crudos.
Este virus es un gran protagonista de esta época del año, donde la temperatura y el consumo de alimentos en crudo suele ser mayor que durante el resto del año. Por eso, aumentar la prevención es clave, tanto a nivel individual como en los establecimientos donde se concentra gente y comida.