La primera vez que escuché hablar del "pin parental" fue hace 4 años cuando me encontré a la buenahija1 viendo un vídeo de peleas en youtube. Yo le había dejado la tablet viendo Peppa Pig, pero me puse a trabajar y cuando volví a mirar había llegado a un vídeo de contenido adulto y violento. Además de sentirme 'Malamadre', pensé, "esto hay que controlarlo".

Ese día, con ayuda de mi amiga María Zabala y su blog conocí el "control parental" y la necesidad de poner un pin en la tablet para evitar que accediera a contenido ofensivo. Así que aplaudí su existencia.

El pin parental ayuda a las madres y padres a controlar el uso de las tecnologías en edades tempranas de nuestros hijos e hijas. Pero desde hace unas semanas el pin parental se pasea altivo por los medios de comunicación con un nuevo significado y mucha fama. Vox quiere que se implante como medida en los colegios, para que estos informen a los padres y madres mediante una autorización expresa, sobre cualquier materia, charla, taller o actividad con carga ideológica o moral contraria a sus convicciones. El partido exige implantarlo en la comunidad murciana y también lo hará en la Comunidad de Madrid como condición para aprobar presupuestos. Parece ser que nació por el rechazo de algunos colectivos ultraconservadores ante la participación de las asociaciones LGTBI en actividades sobre diversidad sexual en los colegios. El pin parental ha mutado para convertirse en un veto que va en contra de los derechos constitucionales de libertad del sistema educativo. Una censura a la realidad social en toda regla.

- Mamá, en el colegio me han dicho que Alex no puede tener dos mamás.

Con este disgusto llegaba la buenahija1 hace un par de años un lunes a la salida del colegio. En la asamblea de los lunes cada niño y niña cuenta qué ha hecho el fin de semana, habla de lo que más le ha gustado y la buenahija1 habló de Alex y sus dos mamás, de lo bien que lo habíamos pasado juntas.

- Eres una mentirosa, eso no puede ser.

Le decían algunos de sus compañeros de clase. Ella no se enfrentó, agachó la cabeza y triste me lo contó por la tarde.

- No te preocupes mi vida.

Solo me salió decirle eso. Nada más… Porque ¿cómo enfrentarla con 6 años que tenía a niños y niñas de su clase?, ¿cómo prepararla para que ella eduque a sus compañeros en diversidad? El buenpadre y yo reflexionamos mucho sobre este tema aquella semana. Orgullosos de ver como nuestras hijas viven de manera natural la igualdad y la diversidad sexual. Entienden que lo más importante es el amor, el respeto hacia los demás y que tipos de familia hay muchos, no solo uno, como dice uno de sus libros favoritos 'Familias'.

Pero claro, no basta con que nosotros las eduquemos así. Si la sociedad, los centros educativos y el resto de familias no educan en el mismo camino, seguirán viviendo situaciones así. El derecho de educar en la diversidad y la igualdad no es solo de nuestros hijos e hijas, sino también de los hijos e hijas del resto de padres y madres. De toda la sociedad.

Pero ahora la genial idea de los impulsores del PIN parental es decirle a esos niños y niñas, cuando haya talleres sobre esos temas, que son de justicia social: "Chicos, chicas, tenéis que salir del aula porque esto que vamos a tratar no podéis escucharlo". ¡Por favor, despertadme de esta pesadilla que estamos viviendo porque me resulta tan surrealista!

Hace poco le decía a una compañera activista: "Mientras más nos acercamos, más lejos siento que estamos", cuando me preguntaba cómo iba nuestra lucha social por la conciliación. Y esto mismo siento que ocurre con la igualdad. Cuando parecía que dábamos pasos hacia delante, de repente nos encontramos con la propuesta del "PIN parental", secundada por un argumento débil y discriminatorio: "Solo queremos mayor protagonismo de los padres en la educación y valores que reciben sus hijos", indica Teresa García, portavoz de Hazte Oír, organización que apoya esta propuesta anticonstitucional, que nos aleja de las políticas sociales de apoyo y tolerancia al colectivo LGTBI, entre otras.

¿De qué valores estamos hablando? ¿Acaso es libertad mirar solo de una manera y respetar solo a una parte de la sociedad? ¿De verdad podemos educar en contra de la realidad social? ¿Podemos permitir que nuestros hijos e hijas den la espalda a la tolerancia, la igualdad y la diversidad? Y antes de que se me atragante esto del PIN Parental, una duda existencial: ¿esta iniciativa la van a exigir y aprobar padres y madres que no llevan a sus hijos e hijas a colegios públicos? ¿Desde su posición van a decidir cómo debemos educar los demás?