"Agradece todo lo que tienes". Las redes sociales se llenan estos días de fotos de árboles perfectos, familias en pijamas navideños monísimos y brindis de todo lo bueno que vendrá. No voy a ser yo la que venga a romper la magia de la Navidad. Porque este año más que nunca necesitamos agarrarnos a la ilusión de las pequeñas cosas. Yo la primera. Que me compré una bola reno por casualidad, le llamé "ilushion" y le he otorgado la responsabilidad de que me haga más feliz cada vez que enciendo su nariz roja.
No sé si es que estoy perdiendo la cabeza con la bola como le pasó a Tom Hanks en Náufrago con Wilson o que llego tan agotada mentalmente que esas "chorradas" son mi balsa de salvación.
El caso es que Instagram se llena de despedidas de este año con frases motivadoras centradas en el agradecimiento. Agradece todo lo que tienes. Agradece que estamos bien. Agradece que no hemos perdido la salud. Agradece. Agradece. Y este GRACIAS retumba en mi cabeza, pensando en todas aquellas familias que no pueden agradecer porque estos días se enfrentan a momentos duros, marcados por la pérdida, pérdida de personas de las que no se pudieron despedir, pérdida de trabajos que se quedaron atrás, pérdida de negocios que tanto costó sacar adelante, pérdida de salud y pérdida de las sonrisas que no llegaron.
Dice mi madre siempre que "no quieras saber hasta dónde eres capaz de aguantar", bien lo sabe ella, y esto es extrapolable a muchas de las vivencias de este 2020. Por eso mi palabra para todas nosotras es ADMIRACIÓN. De corazón, por saber recomponernos ante las dificultades, por limpiarnos las lágrimas y mantener la compostura, cuando no podíamos más, para que nuestros hijos y nuestras hijas no sufrieran. En días que enlazábamos las emociones, las preocupaciones en una misma habitación, sin salir, encerradas, privados de libertad y sin saber hasta cuándo.
Tenemos una responsabilidad, por supuesto que sí, mirar al nuevo año con futuro y esperanza, pero sin olvidar lo vivido, lo sufrido y lo llorado. Porque es parte de nuestra verdad de este año tan duro. Y aceptarlo, llevarnos todas esas emociones en la mochila es fundamental para ser resilientes y sacar fuerzas de donde ya no quedan.
No puedo terminar este año 2020 sin poner sobre la mesa nuestra lucha. Una causa social: la conciliación que se ha destapado más que nunca. Lo han vuelto a hacer. Nos han dejado a las familias SOLAS, a nuestra suerte. Hemos tenido que sobrevivir como podíamos sin recursos, sin medidas, enfrentándonos a cuarentenas sin ningún apoyo, a un confinamiento sin protección alguna. Esto no podemos olvidarlo. Estos meses de superación personal y familiar son nuestra bandera para seguir exigiendo, para seguir reivindicando que la renuncia no puede ser la única opción y que la corresponsabilidad social es de justicia.
Y ahora. Ahora sí. Mira a tu alrededor y agradece. Pero agradécete a ti misma todo lo superado. Porque has sido una valiente. Porque aunque no lo creas, hemos llegado hasta aquí. Y de una forma u otra, hace 10 meses estábamos deseando que este final de año llegara y ha llegado y nos vamos de él con todo lo aprendido, para tener la oportunidad de comenzar de nuevo, de escribir una nueva página, que espero no olvide los momentos vividos porque si no poco habremos aprendido.
Gracias 2020 por todo, pese a todo.