Esta semana he leído. Así escrito os puede parecer un hecho insignificante, pero siendo Malamadre de dos buenashijas de 4 y 7 años es toda una proeza, os lo prometo. No confesaré mis trucos de Malamadre para conseguir esos ratos de paz hasta conseguir leer 72 páginas en 3 días. ¡72 páginas! WOW.
No es nada fácil seguir el hilo de un libro, leyendo a este ritmo intermitente. Pero una se acostumbra a ver una película en tres días, así que leer así es mejor que no leer. Eso sí, es fundamental ir subrayando las cosas importantes del libro porque la memoria cortoplacista de Dory que tiene una Malamadre no ayuda a retener grandes datos.
Tenía muchas ganas de leer este libro 'La mujer y la madre'. Como reza su portada: "Un libro polémico sobre la maternidad como nueva forma de esclavitud". Con este subtítulo, estaba ansiosa por descubrirlo. No seré yo quien niegue que la maternidad es un estado de plenitud máxima, al menos no en este primer post de El Muro.
Recuerdo perfectamente el momento en que me quedé embarazada por primera vez. Tenía 29 años y estaba pasando una crisis profesional. Mi vocación como creativa publicitaria hacía aguas por todos lados. A trabajar en una agencia exigente y cero motivadora, se le unía el hecho de no tener vida social, no tener tiempo ni para llamar a mi madre y la decepción inmensa al darme cuenta de que la publicidad NO era capaz de cambiar o mejorar el mundo. Así que ante esta crisis profesional yo necesitaba dar sentido a mi vida. Durante semanas escuché mi yo interior hasta encontrar algo que me devolviera a la vida y encontré allí a mi reloj biológico, que comenzaba a palpitar con una intensidad alarmante.
¡Eureka!, pensé. ¡Quiero ser madre! Genial Laura, no hay mejor momento. La maternidad es la felicidad plena, llenará tus días de amor y sentido y dejará en un segundo plano tu mísero trabajo. Lo vi tan claro. Cuando fuera madre me daría igual mi profesión porque lo más importante de mi vida estaba a punto de suceder.
Del instinto maternal, como deseo universal indiscutible, habla Elisabeth Badinter en el libro para cuestionarnos si realmente deseamos ser madres o la educación recibida y nuestra cultura tradicional nos impide elegir libremente. Elisabeth es de extremos, nos etiqueta sin pudor entre la madre ecológica que quiere disfrutar hasta del dolor del parto y reniega de cualquier química que se anteponga a su maternidad natural, y las madres desnaturalizadas, que alaban la epidural como "la conquista más bella de la mujer".
¡Ay Elisabeth! 72 páginas de manifiesto contra las madres naturales que practican el apego y ya me caes bien. No por lo que dices, si no por la vehemencia de tus palabras, en las que siento decirte que no me siento representada, ni en una corriente ni en la otra, tampoco en ese término medio de mujer madre, que se adapta a todo, según cuentas, porque a esta está claro que es a la que menos cariño le tienes.
'La mujer y la madre' me ha hecho recordar por qué un día me confesé 'Malamadre' en redes sociales. Después de 9 meses de embarazo, me lancé a una maternidad que no tenía lugar ni en los libros ni en los blogs ni en la sociedad. Yo me sentía "mala madre" porque intentaba luchar a diario por no tener que elegir entre mi yo madre y mi yo mujer.
¿Acaso las mujeres madres, que no queremos renunciar a nuestra carrera profesional ni tampoco a nuestra maternidad no tenemos lugar? Parece que no. Por eso yo las llamo 'Malasmadres'. Soy una Malamadre luchadora, imperfecta, con mucho sueño, que no renuncia y que cada día lo hace lo mejor que puede, que ya es mucho. Suficientemente buenamadre, que "no ama todos los días, a todas horas", como diría Adrienne Rich, pero que sufre y pelea por sus hijas como cualquiera.
No me siento más mujer ni más madre que nadie. Cada día estoy en una búsqueda constante de quién soy como madre y de quién soy como mujer y en este camino me permito ser incoherente, pasar de ser madre leona a madre desnaturalizada en apenas unas horas, sentirme madre amantísima y madre despegada en el mismo día. Porque en la vida las etiquetas no siempre funcionan. Y hasta que no las abandonemos y nos encontremos en un lugar común no podremos avanzar. Porque todas somos una, aunque seamos muy muy distintas. Aún así la lectura de 'La mujer y la madre' es necesaria y muy recomendable.
Querida Elisabeth Badinter, si te dijera que además soy muchas veces más padre que madre ya alucinarías porque no sé si en las próximas páginas de tu libro hablarás de ello o no, pero a veces los roles están cambiados, aunque te cueste creerlo. Pero de esto te hablaré otro día.