Oe oe oeeeee. Hagamos una ola. ¡Oeeeee!!!! Como esas de antaño, recordemos, cuando se levantaba todo el estadio sin preocuparse por llevar bien la mascarilla colocada, por encima de la nariz, o por la distancia con el compañero vecino de vítores. Bien pegaditos, gritando al de delante y escupiéndole partículas de saliva, qué gusto oye, compartiendo paquete de pipas saladas y abrazos de jubilo después del gol. Vellos de punta y eso que ya no me gusta el fútbol. Pero volvamos al titular:
"El público podría volver a los estadios de fútbol para presenciar los últimos partidos de liga", rezan las principales cabeceras de este país.
La noticia que todas y todos estábamos esperando ya ha llegado (léase con ironía por favor).
Ay, menos mal, si vuelve el fútbol es señal de que todo va bien. Qué tranquilidad más grande. Así que quedémonos con la noticia y olvidemos todo lo demás. No hagamos caso a la guerra campal por la presidencia en Madrid, al despilfarro económico que suponen unas elecciones en esta crisis, no leamos lo que dicen de cuarta ola silenciosa, no echemos cuentas al paro ni miremos por los negocios que navegan a la deriva... Y por supuesto ni caso a la incertidumbre con la que convivimos a diario millones de familias. Porque si el fútbol vuelve, todo está bien.
Por supuesto, el fútbol mueve mucho dinero. Que esto es lo primero que me van a decir. Ya me adelanto yo. A falta de la aprobación del Ministerio de Sanidad, los seguidores de la Liga ya se ven desahogando sus males en los campos de fútbol a grito 'pelao' y yo, mientras dudo si esto es bueno o no, repaso mentalmente la de urgencias que tenemos en este país sin resolver.
El Gobierno ha aprobado esta semana el Plan de Recuperación sin dar pistas sobre las reformas clave. Fácil lo que se dice fácil salir de esta no salimos, pero confío en el trabajo de todas las instituciones. Lo que me preocupa es el día a día, la realidad social, el no saber, el no poder hacer planes, este sinvivir que nos acompaña y que va más allá de la fatiga pandémica.
Estamos agotadas y sí, hablo en femenino porque las mujeres, las madres nos llevamos de calle el premio gordo de esta pandemia, visualizando en el horizonte un verano incierto, sin conciliación y apoyo de ningún tipo. Así que como el domingo es nuestro día, yo propongo que sería lo mínimo un reconocimiento público, político y social a la labor que hemos hecho las madres en este último año, salvando la situación, acumulando cuarentenas y llorando en silencio, mientras nuestra salud mental se va por el desagüe de la última lavadora del día.
También me vale que nos dediquen las olas multitudinarias en los campos de fútbol cuando abran. Nos conformamos con poco.
Y una cosa más, el día que den por acabada esta pandemia, si echan de menos a madres en su círculo más cercano, no las busquen, han huido y con razón.
Feliz día de la Madre a todas las mujeres luchadoras, que cada día se levantan con las ojeras hasta los pies, pero con la fuerza de seguir adelante. ¡Sois, somos maravillosas! ¡Oe oe oeeee!