La negociación para la Mesa del Congreso ha sido de infarto. Como la legislatura que nos espera. Si es que hay un Gobierno y arranca.
El acuerdo se cerró ayer por la tarde. A las 19:00 horas. Los negociadores han sido los dos secretarios generales de los grupos parlamentarios de PSOE y Unidas Podemos: Rafael Simancas y Txema Guijarro. Los que han quemado las calculadoras para que todo saliera como querían. Han hecho las cuentas decenas y decenas de veces durante semanas. Han trabajado con un margen de error de 2 diputados por si algún diputado o diputada se equivocaba o no podía acudir a última hora. Han estudiado todos y cada uno de los escenarios y posibilidades. Están satisfechos. La bola ha entrado justo donde habían planeado.
La estrategia de la izquierda se ha diseñado mirando de reojo a PP, Cs y Vox. Los pasos se han dado con la incertidumbre de si la derecha uniría o no sus votos. Finalmente no ha sido así y eso también ha jugado a favor de PSOE y Unidas Podemos. El desacuerdo de la derecha se ha convertido en un amigo inesperado para Sánchez e Iglesias.
Esta mañana se han ejecutado dos planes en el hemiciclo: A y B. El A para elegir a las Vicepresidencias de la Mesa y el B para elegir Secretarías. Pactos en los que, de una u otra manera, han participado y colaborado PSOE, Unidas Podemos, PNV, Más País, Compromis, Partido Regionalista de Cantabria, Coalición Canaria, Nueva Canarias, Bildu, ERC y Junts per Catalunya que se ha unido al final.
Todos estos partidos, 11, han sumado sus votos para que Vox tuviera solo un puesto en la Mesa del Congreso. Y no dos como le correspondía. También han unido sus fuerzas para que el bloque de izquierdas tenga una mayoría de 6 miembros frente a los 3 que tendrá el bloque de la derecha.
Al PSOE y a Unidas Podemos les hubiera gustado que Vox no estuviera en la Mesa de ninguna de las maneras, ni tan siquiera ocupando un puesto. Pero, al mismo tiempo, los socialistas querían asegurarse la vicepresidencia primera y ambos deseos, dicen, eran incompatibles. El puesto de Vicepresidente primero es muy jugoso. No solo sustituye a la Presidenta del Congreso cuando ésta no está, si no que se encarga de la mesa de contrataciones de la cámara y gestiona un presupuesto notable al que nadie quiere renunciar.
Esta mañana cada diputado implicado en los pactos ha recibido las papeletas con los nombres escritos de los candidatos a los de que debía votar. Todo preparado para que nadie se saltara el guion. Indicaciones que nadie podía saltarse. Los hay que han votado a los candidatos socialistas en la primera votación, la de los vicepresidentes, y que se han abstenido en la segunda, la de los secretarios. Otros han votado en blanco en la primera y a los candidatos de Unidas Podemos en la segunda. Matemáticas puras para llegar a la solución.
Nunca costó tanto fraguar un acuerdo para la Mesa. Muchos condicionantes a tener en cuenta. Por ejemplo, los diputados de ERC han participado en el pacto pero con la condición de que ninguna de las papeletas que metieran en las urnas llevara el nombre de algún socialista. Al contrario ha ocurrido con los diputados canarios, ellos solo querían votar a nombres socialistas. Cuadrar los deseos y sensibilidades de los 11 partidos implicados ha sido una de las tareas más complicadas de los últimos meses.
La votación de la Mesa del Congreso ha puesto en evidencia varias cosas para la legislatura que hoy comienza: que la pelea entre PP, Cs y Vox va a ser constante y que el pacto que Sánchez quiere conseguir para seguir en Moncloa es posible pero muy complicado. Sufrirá para ser reelegido pero más va a sufrir para intentar legislar.