Adriana Lastra no se separa de la calculadora. Tampoco durante la crisis del coronavirus. El Gobierno necesita convalidar en el Congreso todos los decretos que aprueba el Consejo de Ministros. Hasta ahora ha contado incluso con más votos a favor de los necesarios. La prórroga del estado de alarma salió adelante con 321 síes. Pero Pablo Casado ha empezado esta semana a distanciarse del Gobierno.
En las últimas horas desde el Partido Popular repiten una idea: lealtad, sí pero ley del silencio, no. No están de acuerdo, por ejemplo, con el decreto que incluye la prohibición temporal de los despidos. Tampoco comparten en su totalidad el decreto con el cierre casi total de la actividad empresarial. No entienden que Sánchez se opusiera a ello tan solo 48 horas antes de aprobarlo. Y entienden menos que nadie del Gobierno les avisara sobre el cambio de criterio. Les hubiera gustado, al menos, una llamada. Los populares reclaman cambios legislativos en los decretos económicos para apoyarlos. Esta misma mañana han seguido criticando la gestión pero han dado una clave: el PP no va a dejar tirado al Gobierno. Serán responsables. Eso hace pensar que el PP se moverá entre el Sí o la abstención facilitando las cosas al Gobierno. El no de los 89 del PP complicaría las cuentas.
En eso está ahora mismo el PSOE. Contactos parlamentarios para escuchar las propuestas de los grupos e intentar incluirlas en la tramitación parlamentaria y así poder obtener el máximo número de apoyos posibles. El Gobierno, en las actuales circunstancias, de ninguna de las maneras se puede permitir perder una votación en el Congreso. Y no parece que eso vaya a pasar.
En el PNV también se han quejado en las últimas horas mostrando su malestar con la actitud del Gobierno. Los nacionalistas vascos, socios prioritarios del Gobierno de coalición, lamentan que Sánchez y sus ministros hagan política de hechos consumados. Les gustaría más comunicación y conocer con anterioridad los pasos que se van dando y no encontrarse con las medidas cuando ya están aprobadas.
En cualquier caso el PNV, después de digerir el cabreo de los últimos días y de haber recibido una llamada del PSOE, apuesta por tener una actitud constructiva y no generarán inestabilidad política. Reconocen que hay una cierta pérdida de confianza en Sánchez pero remarán junto al Ejecutivo para superar la crisis sanitaria y económica.
Los grupos que apoyaron la investidura de Sánchez también están estudiando los decretos. Algunos como Compromís ya han dicho que darán su sí. ERC está valorando su posición pero también deja claro que no van a remover los cimientos de la estabilidad. Es la actitud que reclama el Ejecutivo, comprenden las críticas pero piden remar unidos para superar el dramático momento.
Vox ha ido mucho más allá que el resto. Ha pedido directamente la dimisión de todo el Gobierno y nombrar un Ejecutivo de emergencia nacional.
El PSOE no cuenta con los de Santiago Abascal pero sí con el resto de partidos, de una u otra manera, para salir del atolladero. El pleno se celebrará probablemente la semana que viene y además de convalidar los decretos con medidas económicas tendrá que votarse también la segunda prórroga del estado de alarma si el Ejecutivo lo considera oportuno.