Había costado recuperar la vida en el Congreso y el Coronavirus ha vuelto a frenarla. No habrá actividad parlamentaria normal, como mínimo, en los próximos 15 días. Desde el lunes no se hablaba de otra cosa en los pasillos de la cámara baja. En cada mostrador había un bote de gel desinfectante. En los espejos de los baños había pegados carteles gigantes con instrucciones sobre cómo lavarse las manos. Y en la puerta de la médica y el enfermero varias personas haciendo cola esperando a ser atendidas.
La psicosis la desató el positivo del diputado de Vox Ortega Smith. Cuando se supo, todos se preguntaban si habían estado con él y cuándo. La mayoría lo tuvo cerca el martes pasado, día de la manifestación del Sindicato Jusapol que Ortega Smith apoyó con fervor.
Después se conoció el positivo de Ana Pastor. La diputada popular tiene mucha más presencia en el Congreso que Ortega Smith. Es miembro de la mesa, habitual de la cafetería a la hora de comer y, además, muy activa en actos extraparlamentarios. Muchos estuvieron y estuvimos con ella el miércoles pasado en la entrega del premio de periodismo Josefina Carabias. Además de ellos, hay más diputados de Vox contagiados y en los próximos días saldrán más casos a la luz casi con toda seguridad.
Por eso Meritxell Batet ha decidido tomar cartas en el asunto. El próximo martes presidirá una Junta de portavoces pero será virtual. No habrá reuniones presenciales de ningún tipo a excepción de un pleno que se celebrará el día 24. Solo estarán obligados a asistir los que quieran intervenir, para no bloquear el debate. El resto de diputados, por primera vez, podrán votar de manera telemática. Hasta ahora el voto telemático solo estaba permitido por enfermedad o por bajas de maternidad y paternidad pero Batet ha decidido hacer una excepción.
Ese pleno debe celebrarse para convalidar un decreto que caduca el día 25 de marzo. Se trata del decreto que deroga el artículo 52D de la reforma laboral y que afecta a los despidos por bajas médicas. Si el Congreso no lo convalida no podrá seguir en vigor.
Y esa será toda la actividad. El Congreso restringe el acceso a partir de hoy y solo trabajarán servicios mínimos, como si estuviéramos en un mes de agosto. Los periodistas tampoco podremos acceder. Solo abrirán el paso a la prensa el día que haya actividad parlamentaria, por ejemplo para el pleno del día 24. Todo el personal de la casa trabajará a medio gas para evitar los contactos y los posibles contagios.
La mayoría de los grupos parlamentarios avalan las decisiones de Batet aunque hay algunos que creen que el Gobierno solo pretende librarse de la crítica de la oposición.
Es el caso de la portavoz popular Cayetana Álvarez de Toledo. Propuso incluso una "comparecencia virtual de Pedro Sánchez" para que en el Congreso funcione "una democracia telemática". Álvarez de Toledo dice que "no se puede cerrar y que cuanta más crisis haya, más Parlamento debe haber".
Su opinión no parece casar con lo que recomiendan las autoridades sanitarias: cuanta menos gente circulando por la calle o por las empresas, mejor.
Habrá tiempo de hacer la crítica política y de debatir sobre la gestión del Coronavirus. Ahora lo sensato parece que también el Congreso con sus medidas contribuya a evitar el colapso.