Esta semana el Secretario General del PSOE en el Congreso, Rafael Simancas, se quejaba amargamente ante la prensa de que solo hablamos de las peleas entre unos y otros partidos políticos. Lamentaba en voz alta que el ruido lo tape todo. La bronca. Los desencuentros. Las peleas. Las palabras gruesas. Todo por encima de lo realmente importante, lo que de verdad cambia la vida de la gente: las leyes.
Por eso, Simancas empezó su comparecencia ante los medios de comunicación reivindicando la actividad legislativa que el Gobierno de coalición consigue semana a semana sacar adelante. Les recuerdo que PSOE y Unidas Podemos no suman mayoría y necesitan llegar a acuerdos con el resto de grupos para sacar adelante cualquier votación en el Congreso o en el Senado.
Simancas hizo un repaso a todos los asuntos políticos en los que, de manera avanzada, se está trabajando en sede parlamentaria y me di cuenta de que estamos todo el día al pie del cañón pero enfrascados demasiado en todo aquello que genera polémica, olvidándonos de poner un ojo en lo realmente importante.
La realidad es que el Congreso trabaja ya a pleno rendimiento después del Estado de Alarma y de los meses de verano.
Esta semana el Senado ha aprobado la Tasa Google, impuesto a las grandes empresas tecnológicas y la Tasa Tobin, impuesto a las transacciones financieras. La semana que viene el pleno del Congreso convalidará 4 Reales Decretos relacionados con los ERTES y otras medidas económicas. Todos saldrán adelante. La reforma de la ley educativa también sigue su camino y está a punto de comenzar la ponencia que alumbrará el nuevo texto legislativo. También en marcha la ley de eutanasia, la nueva ley de cambio climático o la ley de la Infancia. Así que sí, además de pelearse, los políticos pactan y trabajan para legislar a pesar de la cantidad de enfrentamientos que protagonizan cada día. Eso sí, casi nunca el Partido Popular apoya las iniciativas del Gobierno. Está claro que la distancia entre Casado y Sánchez es cada día mayor. No hay espacio para la tregua.
La debilidad parlamentaria de la coalición está teniendo, por ahora, el apoyo de los grupos que llevaron a Sánchez a Moncloa y, a veces también, de Ciudadanos.
Si Iglesias y Sánchez consiguen sacar las cuentas para 2021 todo hace pensar que la legislatura será larga y fructífera. Todo lo que ambos líderes quieran. Su divorcio dependerá de ellos, de cómo y cuándo les convenga separarse. Pero, de momento, están dispuestos a entenderse y legislar.