Lavarse los dientes es un hábito normal que con un poco de cuidado puede ser muy sostenible para el planeta.
A pesar de que en los anuncios vemos diariamente que las pastas de dientes ocupan todo el cepillo de dientes, la cantidad óptima es el tamaño de una lenteja. Usando esta cantidad de pasta de dientes, reducimos el consumo, algo que no solo es bueno para el bolsillo, sino también para la reducción del impacto medioambiental. ¿Por qué? De esta forma reducimos la aportación de microplásticos al mar.
Una vez el cepillo de dientes cumple los tres meses de vida, los odontólogos recomiendan cambiarlo. Así, en lugar de tirarlo podemos reutilizarlo dándole otra vida: como herramienta de limpieza de las juntas en los cuartos de baño, en cocinas, e incluso para limpiar teclados de ordenador.
Miguel Aguado también propone otra alternativa: los cepillos de dientes de bambú, u otros materiales biodegradables sin impacto medioambiental, para una limpieza óptima y respetuosa con nuestro entorno.
No hay pretexto para cuidar el medio ambiente incluso lavándonos los dientes.